García Valdés se enfrenta "con la mayor sencillez" a 'La vida es sueño'

Sangre, lágrimas, sexo, equivocaciones, poder y locura. Así define el director Ariel García Valdés La vida es sueño, de Calderón de la Barca, que el próximo lunes se estrena en el teatro de la Comedia de Madrid después de haber realizado una gira por diversas ciudades. Para este montaje, García Valdés se ha desprendido de sus modos rompedores. Pedro María Sánchez, el protagonista, también ha querido afrontar el personaje de Segismundo olvidando todo lo que ha aprendido hasta ahora.

Todo acompaña a este texto, adaptado por José Sanchís Sinisterra y que García Valdés define como una obra donde se encuentra el enigma de la vida. Es la segunda vez que este director español nacido en Francia e hijo de exiliados estrena un espectáculo en Madrid. También puso en escena este año, con éxito, Diálogo en re mayor, de Javier Tomeo, protagonizada por Eusebio Poncela.Sobre su propuesta para La vida es sueño, deja claro que no ha querido agregar nada personal. "No tengo fuerzas ni inteligencia suficientes para añadir algo especial a lo que ya da esta obra; sólo surgen pequeños deseos, pero he tratado de entrar en ella con la mayor sencillez, desnudo, y una vez allí una idea me ha llevado a otra. Así hemos llegado a lo que ven los espectadores, que no es otra cosa que una obra de carne, hueso y lágrimas, de obstinación, una obra de concreción y no de abstracción, a pesar de ese aroma existencial y filosófico que desprende el texto".

Ejercicio de humildad

Para este director con fama, ganada a pulso, de rompedor y de no querer ir por los caminos que la tradición marca, dirigir La vida es sueño le ha supuesto un ejercicio de humildad. "He tratado de hacer un drama sin moralina, dejando que Segismundo se cuestione todo lo que se plantea un ser humano, pero respetando, sobre todo, ese texto en el que hay un gran entendimiento del ritmo y una modernidad escénica impresionantes".Otro tanto hizo Pedro María Sánchez, protagonista de la obra, con su papel de Segismundo. Cuando empezó a ensayar hizo un esfuerzo por olvidar todo lo que había aprendido en el campo de la interpretación. "He querido partir de nada, como mi personaje, que es un inmaduro sin experiencia emocional", declara el actor, de 42 años.

García Valdés encuentra paralelismos entre su vida y la del personaje calderoniano. "Estamos ante un ser humano que no sabe dónde están los límites de la libertad, lo cual es fascinante para alguien como yo, que soy hijo de anarquistas".

En la gira de, la obra -que se estrenó el pasado mes de julio en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro- por La Coruña, Santander y Barcelona, el espectáculo logró un 92% de ocupación. La crítica destacó favorablemente el trabajo de conjunto, con los actores Juan José Otegui, Héctor Colomé, Yolanda Arestegui, Arturo Querejeta, Atítonio Vico y Esther Montoro, entre otros, además del escenógrafo y figurinista Jean Pierre Vergier.