Las centrales acorraladas
Sumidos en una auténtica crisis de identidad, con un descenso vertiginoso en el número de afiliados, las centrales sindicales se encuentran casi en un callejón sin salida y con escaso margen de maniobra ante el conflicto social que se cierne sobre Alemania.Uno de los pilares de la estabilidad alemana en la República de Bonn ha sido sin duda la moderación y el sentido de Estado de los sindicatos, que en los últimos cinco años parecen haber entrado en una crisis de oscuras perspectivas. El dato más palpable de esta crisis es sin duda la caída en la afiliación. La Federación Alemana de Sindicatos (DGB) ha perdido desde 1991 la quinta parte de sus afiliados, un 20,5%. Aunque cuenta todavía con 9,39 millones de afiliados que cotizan cada mes, los sindicatos de la DGB parecen haber entrado en una irresistible caída. El poderoso IG Metall ha perdido en ese periodo de tiempo un 20,8%, unos 775.000 afiliados y en el sindicato de la construcción un 25% de los afiliados están en el paro o la jubilación anticipada.
El escaso atractivo que ejercen hoy día los sindicatos entre la juventud alemana se puede leer en el dato de que el potente sindicato de servicios públicos (1,8 millones de afiliados) sólo cuenta con un 4,2% menores de 25 años.
El semanario Die Woche publicó la semana pasada un análisis demoledor sobre la situación de los sindicatos. El balance del semanario no puede ser peor para los sindicatos: "subidas salariales mínimas, caída de afiliados, resaca en las cajas, miedo de los funcionarios por sus puestos, descontento de las bases ante la falta de cogestión y envejecimiento de los cotizantes".
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