Comparaciones

El profesor Jorge G. Castañeda publicó el pasado 22 de febrero en su periódico un ejercicio histórico de comparación entre Cuba y Puerto Rico que me ha sorprendido teniendo en cuenta la calidad intelectual de su autor. Es cierto que la sociedad cubana ha mejorado enormemente desde 1959 en materia de sanidad y educación, aunque esto último se haya llevado a cabo sobre textos radical y profundamente ideologizados.Pero parangonarla a su vecina puertorriqueña es malicioso. El articulista silencia que los cubanos han "disfrutado" y "disfrutan" de

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una policía política que nada tiene que ver con las fuerzas del orden público de Puerto Rico, así como de una falta de la más elemental libertad individual que contrasta con el amplio albedrío de los puertorriqueños. Por si fuera poco, la piel de los cubanos tiene mucho que decir del permanente irrespeto (permítaseme el americanismo) de los derechos humanos más rudimentarios reinante en la mayor de las Antillas desde hace 37 años. El proceso sociopolítico cubano se ha distinguido por equiparar al pueblo, sí, pero lo ha hecho logrando una calidad de vida ínfima. Comparar Cuba y Puerto Rico, sea en su latinoamericanización o en cualquier otro aspecto sociopolítico, es sibilino.-