Música teatral española

Por si fuera poco el agravio infligido a la música española cuando se anunció (ioh, aquellos tiempos!) la reapertura del teatro Real con una ópera extranjera, el señor Molina Foix, en su excelente Oda a Purcell, vuelve a lanzar un insulto a nuestro teatro lírico y a la lengua española como vehículo de expresión musical. La música teatral española se ha refugiado en la taberna cuando el país no daba para otra cosa. Casi 30 años antes del estreno de Dido y Eneas, Madrid conocía esa obra maestra que se llama Celos aun del ayer matan, de Juan Hidalgo, con un libreto excepcional de Calderón de la Barca. Pero, antes que él, muchos otros, desde Juan del Enzina a Blas de Castro, habían cantado en español cosas excelsas. Otra cuestión es lo que se ha perdido u olvidado por ignorancia, pobreza o desidia. El genio de la lengua no ha faltado nunca a nuestros compositores teatrales, llámense Durón, Literes, Nebra, Rodríguez de Hita, Blas de Laserna, Barbieri, Chueca, Chapí, Bretón o Amadeo Vives. El genio español puede haber buscado refugio (o acomodo) en la taberna en La verbena de la Paloma y en Agua, azucarillos y aguardiente, pero, a ver que país puede igualar, en gracia y simpatía, cosas así.-