El precio de ir cada vez más lejos

La neonatología se debate en un gran dilema: puede salvar niños cada vez más prematuros, pero no puede precedir en qué estado quedarán. "Nuestro reto es ahora conseguir reducir al mínimo las secuelas", afirma Ricardo Closa.Por debajo de los 1.000 gramos de peso, la mortalidad es del 50%, pero en la franja de 750 a 1.000 gramos, se reduce al 35%. Cuanto más gramos, más posibilidades de vivir. "Pero en neonatología", precisa Gregorio Peguero, "cuanto más disminuye la mortalidad, más aumenta la morbilidad".

Ricardo Closa aporta datos significativos: "De los niños que nacen con 24 semanas, sólo se salva el 10%, y de ese 10%, un tercio queda con deficiencias neurológicas severas. Entre los niños de 28 semanas, en cambio, la supervivencia es del 90% y entre ellos, el 18% sufre deficiencias".

El problema es que muchas de las deficiencias neurológicas no son observables con la técnicas de que disponen los neonatólogos y la mayoría no manifiestan sus efectos hasta años más tarde. Cabe preguntarse entonces si es lícito, intentar salvar a todos los niños.

"La mayor parte de los neonatólogos aplicamos el criterio de reanimar a todos los niños, por escasas que sean sus expectativas, porque hemos visto bebés con muy pocas posibilidades que luego han sobrevivido sin ninguna secuela. Y al revés: niños con muy buen pronóstico, han presentado más tarde problemas neurológicos graves".