El clásico Tom Harrell

Tom Harrell está escribiendo los clásicos de nuestros días. Suenan a confesión dulcemente melancólica, a poética descripción llena de matices; casi a canto de sirena. Cuando lanza su llamada no queda más remedio que acudir a su lado, escucharle en silencio y rendirse a su portentoso poder de comunicación. Su música es consecuencia directa y prolongación natural de todo lo que le ha sucedido al jazz a lo largo de su historia.Con todas las soberbias secciones rítmicas que han pisado el escenario del San Juan Evangelista es difícil recordar una mejor que la que ha conseguido reunir Harrell. Kenny Werner, un músico con su propio concepto del jazz, supo amoldarse a la situación con fecunda humildad; Ray Drummond sumó a su sonido rocoso la elasticidad del acompañante cooperativo. Brian Grice derrochó swing e hizo ritmo hasta con los gestos de la cara. Don Braden no hizo olvidar a Joe Lovano, saxofonista habitual de los últimos discos del trompetista. El repertorio estuvo compuesto íntegramente por temas del líder.