El iraní Darius Mehrjui dice que la censura estimula la creatividad de los cineastas

El director iraní Dariush Mehrjui presentó en el Festival de San Sebastián Sara, basada en la obra teatral Casa de muñecas, de Ibsen. Doctor en realización cinematográfica por la Universidad de Los Ángeles, las películas de Melirjui han recorrido los festivales internacionales de cine con éxito. En su primera visita a San Sebastián, Melirjui sorprendió con Sara, una película feminista en el centro de una trilogía de películas sobre mujeres.Ambientada en Teherán, la última película del cineasta iraní muestra el proceso de rebeldía de una mujer frente a una sociedad que la relega y la oprime. Blanco, negro, rojo y azul son los colores que reflejan cinco años vitales de la vida de la protagonista iraní.

"Sara es feminista, libre, decide por sí misma", dice. Es para él una forma de representar la situación de las mujeres en Irán. "Sara es una mujer tradicional que vive con su marido y su hija y sufre la represión que lleva consigo el hecho de ser mujer. Pero ella es independiente de su marido, es activa, actúa por sí inisma", añade. "Mi película no es documental, es poética, representa a una parte de las mujeres iraníes. En Irán, las mujeres son superactivas, es fácil ver mujeres trabajando en oficinas, bancos e instituciones; responden así a la situación de represión que viven. Lo que he intentado mostrar a través de Sara es la posibilidad de rebelarse que existe para las mujeres, tal como ella hace, cuando toma conciencia de su individualidad como persona".

A pesar de la crítica que implica esta película, la sociedad iraní la ha recibido con entusiasmo. "Ha sido muy bien acogida en el Festival de Cine de Teherán, donde ganó los premios al mejor guión y a la mejor actriz secundaria. Además, se ha proyectado ya en las principales ciudades y ha sido muy bien acogida por el público, especialmente por las mujeres".

"Sara se sitúa dentro de una trilogía de películas sobre mujeres, Banoo, Sara y Pari. Banoo, que significa "la señora", todavía no se ha proyectado. La entregué hace dos años a la censura y no he vuelto a saber de ella desde meses. Dentro de unos meses comenzaré Pari".

La censura política y religiosa sigue jugando un papel importante para los cineastas iraníes, que ven en ella una desafío. "La censura impone que una mujer tiene que ir tapada cuando se muestre en público, no hay escenas de sexo ni se entra en la intimidad de las relaciones hombre-mujer. Todo esto supone un reto para los cineastas. El cine sigue esta forma exterior de moral, aunque nuestra actitud sea crítica", dice Melirjui.

La diferencia

"Sara sigue estas normas, va completamente tapada, pero toma decisiones, se salta las reglas y al final se impone ante su marido. La censura es un marco beneficioso para los cineastas porque han de agudizar el ingenio, inspira la creatividad en determinados casos. Eso diferencia al cine de los países asiáticos del cine occidental, que es avaricioso".

Con el término "avaricioso" Melirjui se refiere al ojo ubicuo de la cámara en el cine occidental que se hace ahora. "La cinematografía actual es avariciosa, quiere mostrarlo todo. La cámara llega hasta los rincones más íntimos del dormitorio y de la vida de las personas, y eso priva de poesía y creatividad a las películas".