Europeos en África
LEANDRO RODRÍGUEZ Melilla
El mapa autonómico español aún no se ha cerrado, 17 años después de que se aprobara la Constitución democrática. Melilla y Ceuta permanecen jurídicamente en tierra de nadie, puesto que son las únicas ciudades que no pertenecen a una comunidad autónoma. Decenas de borradores han desfilado por los despachos y los periódicos en todo este tiempo, con dos epígrafes: "Estatuto de la Ciudad de Ceuta" y "Estatuto de la Ciudad de Melilla". La mayoría de esos documentos ha evitado la palabra ,,autonomía", por miedo a que sea desvirtuada por Marruecos en los foros internacionales y utilizada como arma arrojadiza para demostrar la desvinculación de estas ciudades respecto de la metrópoli (la autonomía de un territorio -aunque tomada con otro significado- es una condición importante cuando se dan los pasos de una descolonización).
Hasta ahora, los grandes partidos no se han puesto de acuerdo sobre cómo abordar las competencias autonómicas que tendrían las dos ciudades, y ambas siguen esperando mientras campaña tras campaña surgen nuevas promesas al respecto.
Pese a que hasta el momento ningún partido ha hecho mención en la precampaña al problema autonómico, este asunto estará presente en las declaraciones de los partidos y con toda seguridad determinará el sentido del voto. Así el PP, y en menor medida el CDS, que en la última legislatura se han mostrado partidarios de la concesión de un estatuto para Ceuta en igualdad de condiciones que los del resto de comunidades autónomas, pueden sacar rédito electoral de su actitud en el último debate sobre el estado de las autonomías, celebrado en el Senado.
Junto con la autonomía, los mensajes políticos de estos días se refieren al paro, los transportes y la falta de viviendas, junto a la crisis economica.
Con una economía basada en el comercio, Melilla se convierte en una de las ciudades con mayor índice de paro del, país. Alrededor de 7.000 personas -un 25% de la población activa no tienen trabajo y tan sólo el sector de la construcción permite la rotación laboral a través de las contrataciones temporales. Con una población básicamente funcionarial, la activación de la economía local se presenta difícil para los próximos años.
La mayoría de los partidos sueñan con una promoción turística para las dos ciudades, y la articulación de un modelo económico que permita la creación de un paraíso fiscal en ellas. Si situación al borde del mar, con las playas marroquíes a dos pasos y con comodidades europeas junto a un paisaje africano, pueden constituir un buen reclamo turístico. Pero hasta ahora hay más sueños que realidades.
El sector industrial no existe, y la ganadería y agricultura son prácticamente nulas, a pesar del esfuerzo de la Administración para dotar de infraestructuras de desarrollo y promoción a estos sectores.
La economía local no cuenta con los suficientes recursos para mantener un nivel de empleo óptimo. La mayor parte de las mercancías procedentes de la Península descansan unas horas en los almacenes antes de su venta a la población flotante de Marruecos, lo que no hace necesario la creación de puestos de trabajo, ya que la venta es directa.
Las comunicaciones
Las comunicaciones marítimas y aéreas son las grandes asignaturas pendientes. La posible instalación por una naviera inglesa de una nueva línea marítima que uniría el puerto marroquí de Nador y el de Almería ha despertado la polémica en los diferentes sectores socioeconómicos de Melilla, que prevén un desplazamiento del tráfico de mercancías del puerto melillense hacia el marroquí, ubicado a escasos kilómetros , con las consiguientes pérdidas económicas.
Los vuelos regulares con la Península siguen sufriendo la falta de adecuación de la pista de los aeropuertos, que con sus escasas dimensiones, junto a la falta de tecnología que facilite el aterrizaje de los aviones en condiciones adversas de tiempo, provocan anualmente un número elevado de cancelaciones.
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