Paz para Bosnia

EL MISMO día del reconocimiento de la República de Bosnia-Herzegovina por la CE se recrudecieron los combates en varias zonas de esa república. Pero el he cho más notable ha sido la reacción de una gran parte de la población, que s e manifestó en Sarajevo pidiendo la paz, a pesar de los tiroteos de que ha sido víctima. Por composición étnica y por colocación geográfica en el centro de la antigua Yugoslavia, Bosnia-Herzegovina tiene un camino particularmente dificil para lograr la independencia y conservar su cohesión. Con una población formada de un 40% de musulmanes, un 31% de serbios y un 18% de croatas, el referéndum d el pasado diciembre expresó una voluntad mayoritaria de independencia. Lo mismo gritan los manifestantes de Sarajevo, agregando que quieren vivir juntos y no escindir la república en cantones separados de las diversas etnias. Sin embargo, en las zonas de mayoría serbia existe una fuerte organización armada que domina a la población y quiere separar esas regiones de Bosnia e incorporarlas a lo que va a quedar de Yugoslavia, la unión entre Serbia y Montenegro.En esta situación tensa, la decisión de la CE de reconocer la República de Bosnia-Herzegovina es lógica y necesaria. Una vez que han sido cumplidos los requisitos puestos por la CE para el reconocimiento de nuevos Estados, tal hecho era obligado. Sin embargo, en este caso, ante una amenaza seria de agresiones del llamado "ejército federal" en apoyo de las bandas armadas serbias, la CE tiene que adoptar medidas que protejan a Bosnia de los peligros que la acechan. Por un lado, hay que exigir a Serbia que ponga fin a toda maniobra para dividir a la nueva república. La CE ha levantado las sanciones económicas contra Serbia: ello debe condicionarse a un compromiso firme de cesar en los ataques contra Bosnia; como se sabe, el "ejército federal" actúa al dictado de lo que dicen los serbios, y dicho ejército constituye la principal amenaza para Bosnia-Herzegovina. Por otra parte, la situación de esta república aconseja que los cascos azules de la ONU se establezcan también en algunas de sus regiones.

En relación con Macedonia, república que ha proclamado su independencia en las mismas condiciones que Bosnia, la CE ha aplazado el reconocimiento. En este caso no por dificultades internas (Macedonia cuenta con una fuerte minoría albanesa, pero su actitud no es conflictiva), sino a causa de la actitud de Grecia.

La política de reconocer a los nuevos Estados surgidos de la vieja Yugoslavia, adoptada por la CE bajo la presión alemana, supone dificultades no pasajeras. Pero no había otra solución. Estados Unidos, reticente hasta ahora a tal política, se ha decidido a seguir la pauta de la Comunidad Europea.