Comentarios capciosos

Soy hermano de un paciente en espera de un trasplante de hígado. No me extenderé sobre mi caso personal, acerca de la urgencia vital de este trasplante, ni del estado anímico mío y el de toda mi familia, en un año ya de espera.Simplemente me referiré al artículo que el pasado 15 de junio publica en la última página de su diario el señor Millás.

Es acongojante, por no decir otra cosa, que se hable con tal ligereza de charcuterías o de la imperiosa necesidad de poner el código de barras en los órganos propios para resultar su calidad y fecha de caducidad a la hora de donarlos.

Juan José Millás hará gala en sus libros de ironía, fino humor y sarcasmo (no lo sé, no creo que lea ninguno desde este niomento), pero puñetera gracia le haría si se encontrara en la situación de tantas familias, el que alguien bromeara sobre el tema.

Dedíquese usted, amigo brillantísimo (no lo dudo) premio Nadal, y dedíquense señores escritores, articulistas o juntaletras (cada uno de sus lectores pondrá el adjetivo que corresponda) a escribir sobre lo que entiendan, pero no hieran a personas a las que jamás llegarán a comprender. El tema es muy serio y sería deseable la cooperación y solidaridad de todos, nunca capciosos comentarios.- Madrid.