El siglo XIX español

Supongo que el interrogante que pone título al artículo del señor Peter Janke, ¿Un bicentenario para el recuerdo?, publicado en EL PAÍS el pasado 31 de enero, evidencia el escaso convencimiento del propio autor hacia la reivindicación que de la figura histórica de Mendizábal nos propone. Ardua tarea que revela, cuando menos, una nada disimulada ingenuidad del autor.Si el señor Janke conoce tan bien como parece la historia del pasado siglo en España, adolece de una lamentable desmemoria con la que pretende rehabilitar la significación política de Mendizábal como insigne mentor de reformas progresistas en la endiablada crónica española del siglo XIX. A buenas horas mangas verdes, cuando lo que tendríamos que conmemorar -en el caso de que fuese oportuno hacerlo- sería, precisamente, el bicentenario del nacimiento de alguien cuyos yerros políticos no han podido ser paliados todavía.

Lo que queda de semejante empeño son los desoladores despojos de un buen número de monasterios desperdigados por toda la geografía de nuestro país. Queda, justamente, lo que no nos queda: obras de organería soberbias, bibliotecas espléndidas, claustros esplendorosos vencidos por el abandono... De aquella pira no se libraron siquiera las mayores joyas culturales y artísticas que en España fueron y que habían resistido el embate de los siglos gracias al tesón de ilustres órdenes religiosas: Silos, Oña, Sobrado, Poblet, Samos...-