Viaje a las Profundidades

Hay un cine espectacular, más abundante, frente a otro en el que predominan las ideas, mucho más escaso y raro, por definición. A veces, de forma excepcional, alguna producción concreta intenta combinar estas características opuestas y, aparentemente, contradictorias, como El abismo, una obra curiosa que pertenece a esos dos mundos contrapuestos con todo derecho. El proyecto es, evidentemente, muy complejo y- sólo una industria como la americana dispone de los medios y del presupuesto para acometerlo con las necesarias garantías para que el espectador más acomodaticio e ingenuo quede tan satisfecho como el aficionado exigente. Dar en la diana en estos dos blancos simultáneos es casi imposible, además de inhabitual, porque es más agradecido contentarse con un objetivo simple y directo ya que, al multiplicar las dificultades y los obstáculos, las posibilidades de fracasar crecen de forma astronómica. A mi modo de ver, Cameron no ha conseguido el éxito total y definitivo, pero sí ha logrado aciertos parciales increíbles en la mayoría de las secuencias frente a algunas indecisiones, errores y titubeos muy claros. Es probable, sin embargo, que las aportaciones positivas superen a las equivocaciones en el balance final.No es demasiado frecuente que un técnico con oficio sea, al mismo tiempo, el autor del guión. Los directores que escriben son, y han sido siempre, una rara avis en el cine internacional y, cuando aparece uno de ellos, hay que saludarlo como se merece. Cameron había demostrado ya, en Terminator y Aliens 2, el regreso, su talento para contar historias atractivas, que inquietaran al público sin abusar de su inteligencia, con una escritura cinematográfica impecable, de calidad excepcional. Desde este punto de vista, la realización de Abyss (un doble positivo de Aliens, filme negativo por excelencia) ha sido, indiscutiblemente, una tarea titánica, que pocos se habrían atrevido a emprender. Cameron dirige muy bien a sus actores, y en esta ocasión ha contado con tres magníficos intérpretes, Ed Harris, Mary Elisabeth Mastrantonio y Michael Biehn.

Los símbolos culturales que emplea Cameron, cargados de imágenes religiosas entre las que no faltan las referencias bíblicas subrayan el significado total de un relato denso y preñado de implicaciones esotéricas y soterológicas.

Cameron adora, obviamente, los desaflos y se crece ante las dificultades. Su guión -en la medida en que podemos adivinarlo, mediante lo que vemos y oímos en la pantalla- es hábil , pero no siempre logra aunar, con la misma intensidad, la historia externa, las vicisitudes de los submarinistas y las referencias simbólicas latentes en el desarrollo principal.