Pesimismo sobre la reunión de Luxemburgo para la reforma comunitaria

Un sector del Parlamento Europeo, capitaneado por Altiero Spinelli (autor del proyecto de Tratado de Unión Europea) y un sector de la Comisión Europea (principalmente el comisario Carlo Ripa di Meana) prefieren un fracaso rotundo a un fracaso encubierio de la Conferencia Intergubernamental de los diez para la reforma del Tratado de Roma. Se preservarían así, mejor que con medias palabras, las oportunidades de tal reforma.La conferencia de los ministros de Asuntos Exteriores (al margen del Consejo de Ministros formal) no logró ayer llegar a ningún acuerdo, ni siquiera un mandato a dar al grupo que se encarga de los preparativos de los trabajos. La discusión queda relegada hasta el encuentro informal del próximo fin de semana.

En el fondo de los debates hay una diferenciación crítica, por encima de los detalles, entre dos campos. Por una parte están los que, como el Reino Unido y la RFA, quieren -en palabras del presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors- hacer de la CEE un gran supermercado. Por otra parte están los que, como la Comisión, España, Portugal, Grecia e Italia insisten en que la CEE no puede convertirse en una isla liberal, sino que debe hacer frente a la cohesión social y a la solidaridad entre los países. Por lo que hay que establecer un vínculo entre esta dimensión y la creación de un verdadero mercado interior en la CEE, pues de otro modo, como señaló el ministro español, Fernando Fernández Ordóñez, se podría crear una economía dual en la CEE en perjuicio de los menos ricos.

Las medidas para instaurar este mercado (y no hay aún un acuerdo sobre los objetivos finales) deberían ser tomadas por mayoría cualificada. Sobre el aumento de los poderes del Parlamento y de la Comisión Europea tampoco aparece aún el horizonte de un acuerdo. Tras el encuentro informal del próximo fin de semana, la Conferencia volverá a reunirse el 11 de noviembre.

El presidente del Parlamento Europeo, Pierre Pflimlin, señaló ayer que "la reforma de las instituciones no es un fin en sí, sino una necesidad práctica".