Un africano se enfrentó

a la reciente manifestación pacifista de Madrid con una pancarta que decía: .¿Paz Este-Oeste por miedo, o paz Norte-Sur por justicia? El consumismo nos hambrea y mata".El público, según pude deducir por su actitud, comprendió el reproche. Un pacifismo que no va a la raíz de las guerras actuales, a la lucha entre los bloques por repartirse el mundo, es un pacifismo superficial y egoísta, que en el fondo sólo quiere salvar la propia piel de un "error nuclear", pero que con su silencio apoya el actual (des) orden que mata cada año a más de los 50 millones que murieron en la segunda guerra mundial, por lo que hay que manifestarse, más que contra las armas, contra los mecanismos que las crean, desde bancos hasta supermercados.

"La paz es obra de la justicia". Un español consume, aun en esta crisis, más que 10 africanos, y por los mecanismos económicos les condenamos a la miseria y a la muerte,. Claro que "ojos que no ven, corazón que no siente", y dormimos tranquilos porque, gracias a Dios, no somos como los otros pueblos, colonialistas y racistas: nuestra vocación es la del fariseo. A ella nos empuja la propaganda interesada del consumismo: al combatirlo, no sólo haremos un mundo más justo, que no nos lleve a devorar a los demás, sino también un mundo más sano y libre, con menos competencia, prisas y contaminación. /