Los salvadoreños cuentan con una nueva Constitución pero siguen en guerra

Los 60 miembros de la Asamblea salvadoreña firmaron ayer el texto de la nueva Constitución, que entrará en vigor el próximo martes. Las elecciones generales del 25 de marzo reciben así luz verde, aunque esté todavía por elaborar la ley electoral y el nuevo censo de votantes. Pero más allá de¡ marco jurídico hay un requisito básico que está lejos de lograrse, y es la pacificación del país. La guerrilla acaba de obtener uno de sus mayores éxitos militares al diezmaron batallón en la cima del volcán Cacahuatique, causando 135 bajas al Ejército.

El fracaso de las conversaciones de paz hace temer que los comicios de 1984 -en los que se debe elegir al presidente, a los diputados y a todos los ayuntamientos del país- se desarrollarán bajo las balas, igual que ocurrió dos años atrás. Pero la guerrilla tiene ahora una fuerza militar multiplicada, corno lo demostró en las ofensivas de septiembre.

El éxito obtenido por los insurgentes en su ataque al volcán Cacahuatique, sede de un importante centro de comunicaciones militares que permitía controlar el departamento de Morazán, motivó una reunión urgente del alto mando castrense.

En versión de un oficial, los asistentes mostraron "seria preocupación" por la marcha de la guerra, sin descartar incluso que esta derrota abra el camino a una situación más grave que podría requerir ayuda exterior.