José Carlos Plaza, premio Nacional de Teatro

A sus treinta y tantos años, con mucho pasado teatral en las espaldas, a José Carlos Plaza se le acaba de conceder el Premio Nacional de Teatro. La noticia se la dio ayer, telefónicamente, el director general de Teatro, José Manuel Garrido, y él se quedó tan sorprendido, tan emocionado, que ni siquiera se le ocurrió preguntar por qué ni qué trabajo le ha. valido tal distinción. No resultaba difícil deducir, sin embargo, que ha sido su magnífica labor en el montaje de Las bicicletas son para el verano, la popular obra de Fernando Fernán-Gómez, lo que le ha hecho acreedor al premio.

De cualquier modo, José Carlos Plaza sigue insistiendo en que el teatro es una labor de muchos, un trabajo de equipo, "aunque esto, a fuerza de repetirlo, se puede convertir en un tópico". Pero nadie puede acusar a Plaza de esconder el personalismo bajo la fronda de falsas modestias, porque precisamente él es un hombre que siempre ha creído en lo colectivo por encima de lo individual. Y ha venido defendiéndolo desde que empezó como uno de los fundadores del Teatro Español Independiente (TEI), que con el tiempo se ha convertido en el Teatro Estable Castellano (TEC), en cuyo laboratorio trabaja intensamente junto a su compañero y maestro, William Layton.

"No deja de hacerte reflexionar el hecho de que te empiecen a llover los premios precisamente cuando te pones a trabajar por tu cuenta, después de haber dedicado casi toda tu vida a defender el trabajo como fenómeno colectivo", dice José Carlos Plaza, y no puedes dejar de captar una nota de tristeza en su voz. Se lo haces notar y dice: "No, no, si estoy muy contento. Pero es lo que te digo, que todo eso me hace pensar". Añade, por otra parte, "que los premios son siempre para el teatro, aunque los recibamos las individualidades".

Adora a Layton

En efecto, si su trabajo en Las bicicletas... tiene un brío y una calidad indiscutibles y perfectamente aislables en el contexto, también es cierto que la perfección del resultado final no hubiera sido posible sin la extraordinaria contribución de los numerosos y concienzudos actores y de todos cuantos colaboraron a que el telón se alzara, dando a los espectadores un regalo inusual en nuestros escenarios. A toda esa gente, y a quienes le han acompañado a lo largo de su carrera, brinda hoy José Carlos Plaza su triunfo, encarnado en ese Premio Nacional de Teatro.Defensor de que, pese a la existencia de genios , el teatro es, por encima de todo, un oficio que se aprende, está especialmente orgulloso de que en el laboratorio del TEC se contribuya, en la medida de lo posible, a la formación de las gentes del espectáculo. Adora a Layton, que lleva 20 años en España y es más conocido fuera que dentro.

En estos momentos se encuentra trabajando en tres proyectos, a cual, más apasionante, para tres salas madrileñas: El teatro en el exilio, "que es una cosa preciosa de Max Aub", dramatizada por José Monleón, que se representará en la sala Olimpia de Nladrid; Eloísa está debajo de un almendro, de Jardiel Poncela, que se estrenará en enero, en el María Gruerrero, y lo que más le ilusiona, porque supone trabajar como ayadante de dirección con Layton, Orquídeas y panteras, de Alfonso Vallejó, último premio Lope de Vega, que irá al Español la próxima temporada.

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