La lenta administración de la justicia

Aunque no espero ver publicada mi carta -el hecho de que así suceda reforzaría la poca disponibilidad que aún mantengo en lo que a credibilidad institucional respecta-, prefiero no inhibirme y dejar en sus manos el dar o no a la opinión pública el siguiente texto: es verdaderamente muy triste y muy lamentable llegar a los 74 años, después de privaciones, carencias y esfuerzos continuos a lo largo de la vida, para ver cómo uno puede morir en la más absoluta dejación por parte de la Administración de justicia. Desde 1975, fecha de la suspensión-estafa de pagos de Rentagracón, SA, como cuentapartícipe de la misma, he visto una querella criminal y demás alegaciones, recursos y procedimientos varios, y todo ello para lo único que ha servido ha sido para levantar expectativas y promesas incumplidas. La triste realidad es que hoy, 1983, ocho años después, todavía no he recibido ni una peseta de las que como cuentapartícipe me adeuda Rentagracón, SA. ¡Cómo se puede fomentar credibilidad con este maldito y eterno juego, donde la complicidad y la impunidad son los protagonistas principales! /