Los obispos holandeses se muestran comprensivos con la curia

Se está concluyendo en Roma el sínodo particular holandés, convocado por Juan Pablo II para resolver las tensiones internas de¡ episcopado de los Países Bajos, las de éstos con la curia romana y para poner sobre el tapete los problemas más agudos del actual catolicismo holandés después de los debates posconciliares entre conservadores y progresistas.

Se habla de un documento que será puesto a la aprobación de los obispos y de los cardenales de la curia que participaron en el sínodo y, finalmente, a la aprobación definitiva del Papa.En las primeras sesiones del sínodo, algunos obispos holandeses habían criticado con cierta dureza algunas actitudes de la curia romana, diciendo que los problemas holandeses, más que problemas de índole doctrinal, lo eran de «incomprensión con la Iglesia de Roma y de sus estructuras». Pero, a juzgar por la información suministrada ayer por la sala de prensa vaticana, estos días de permanencia en Roma de los obispos «rebeldes» holandeses han sido fructíferos. Les han servido para comprender mejor que estaban equivocados cuando criticaban a la curia romana, mientras Roma ha podido comprender también mejor la razón de algunas críticas de los obispos holandeses. Dice el texto: «Los malentendidos han podido aclararse por ambas partes. De este modo se han podido superar las dificultades del pasado gracias a los contactos personales entre los obispos y los miembros de la curia romana durante el presente sínodo.» Y añade: «La experiencia común de estos días», según han afirmado varios participantes, «ha servido para que los padres sinodales se dieran cuenta de la inexactitud de algunos de sus juicios sobre la actitud de la Santa Sede.»

Menos claro ha quedado el resultado obtenido por lo que se refiere a la tensión que existía al empezar el sínodo entre los cinco obispos holandeses progresistas y los dos tradicionales. El comunicado afirma que esto se debe a una « valorización profundamente diversa sobre la situación eclesial de hoy en Holanda», pero se afirma también que se ha demostrado el deseo de «un entendimiento mutuo en vistas de una colegialidad vivida en plena madurez» y que se ha puesto de relieve la importancia de «la autoridad moral que un episcopado unido y fiel a la Santa Sede podría tener en los Países Bajos».

Los observadores religiosos afirman que las cenas de los obispos de Holanda con el Papa han servido para mitigar los ánimos y para calmar las aguas. Otros piensan que la curia tiene siempre una capacidad enorme de persuasión y una gran experiencia a sus espaldas. Quizá por eso, en Francia, donde se ha corrido la noticia que también los obispos podrían ser convocados a Roma para un sínodo semejante al de los holandeses, los grupos de sacerdotes más progresistas han afirmado que si el Papa deseara un sínodo francés le pedirán que se traslade él a Francia a presidirlo, en vez de celebrarlo en Roma.