La muerte de la distensión
«La distensión se muere, la distensión ha muerto. Después de Laos y Camboya, Angola y Mozambique, tos tanques de Kabul obligan, por fin, a los últimos incrédulos, a rendirse a la evidencia. La Unión Soviética es una nación militar con espíritu de conquista por las armas.¡Qué hermoso descubrimiento, Dios mío!
Fueron necesarios quince años de ceguera, de negar los hechos, de escamotear la realidad para llegar, por fin, a la evidencia. Este periodo de distensión merecería una análisis histórico o psiquiátrico, no del lado del Este, pues los rusos no han dejado nunca de ser ellos mismos y de confesarlo, sino del lado del Occidente. Los historiadores del futuro se interrogarán incansablemente sobre ese curiosos fenómeno por el que Estados Unidos y los países occidentales se han colocado voluntariamente espinas en los ojos para precipitarse en una encrucijada. La distensión durante muchos años ha sido la excusa y la coartada de una debilidad militar buscada deliberadamente, debilidad que se invoca ahora como justificación de la prudencia. (...)
Esta triste situación de debilidad a la que hemos llegado, cualquiera que sea el criterio empleado, no impide a Luns, secretario general de la OTAN, al llegar a París hace un año, declarar sin vergüenza, ante auditorios atentos, que las cosas no iban tan mal en el dominio encantado de la OTAN. Esto ocurría antes de Afganistán, en el momento en que las nociones de defensa y de seguridad se manifestaban más como choque de ideas que de armas. Los tanques rusos avanzando sobre Kabul han puesto las cosas en su sitio. (...)»
24 de enero
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