No hay terna

El borrador de la ley de la Cultura Física y el Deporte contempló la posibilidad de que el ministro del ramo nombrara al secretario de Estado de entre una terna propuesta por el pleno del Consejo Superior. La terna tenía que ser forzosamente compuesta a base de hombres del propio deporte. Tras cuarenta años de pertenencia a la Secretaría General del Movimiento, a los dirigentes de la ex DND les había entrado escrúpulos políticos. Querían luchar por un deporte despolitizado. Una ironía.La terna desapareció prontamente del anteproyecto: en cuanto el texto fue conocido por los diputados centristas de la Comisión de Cultura. Nadie quiso sufrir el sonrojo de defender una propuesta tan peregrina. Era la fórmula idónea para que siguiesen mandando los de siempre, que son los que todavía están en la mayoría de los estamentos directivos del deporte español.

El artículo aprobado en el Congreso contempla la necesidad de que la propuesta se haga entre personas de reconocido prestigio dentro del deporte. Lo del reconocido prestigio es tan aleatorio que naturalmente los futuros secretarios de Estado podrán pertenecer al mismo deporte del que surgieron Elola o Pelayo Ros.

Tengo para mí que Benito Castejón no llegara a ser secretario de Estado. Verbalmente ya le ha hablado de dimitir a Clavero. Clavero ya está convencido de que debe admitirle la renuncia. Pero la resolución del caso caerá dentro de 1980, que es el plazo de permanencia que se marcó el propio Castejón.