La URSS vuelve a contar en Oriente Próximo

La Unión Soviética jugará un papel destacado al lado de los países integrantes del Frente Árabe de la Resistencia que, a iniciativa del régimen argelino, han decidido consolidar sus lazos políticos y militares con Moscú, durante la reciente cumbre celebrada en Argel. El presidente sirio, Hafed el Assad, y el líder palestino Yasser Arafat visitarán próximamente la capital soviética con la intención de requerir una contribución militar que será financiada, en buena parte, por el Gobierno libio.La declaración política firmada en Argel por los jefes de Estado de Argelia, Libia, Siria y Yemen del Sur define a la URSS como el aliado natural del mundo árabe y constituye, desde ese punto de vista, un claro llamamiento al Gobierno soviético para que abandone su actitud de expectativa y adopte una posición más firme en el conflicto de Oriente Próximo.

Los resquemores que pudiera mantener la URSS hacia el carácter extremista de las decisiones tomadas en Argel han sido disipados por el tono moderado del documento final y la naturaleza de los acuerdos secretos. Al parecer, Argelia debe jugar un papel preeminente en el mando político-militar establecido por la cumbre, cuya primera tarea será reforzar el frente sirio y obtener de Damasco la autorización para que efectivos de la Organización de Liberación de Palestina se instalen en las alturas del Golán.

En la capital argelina se considera que ante la carrera armamentista emprendida por Rabat, que acaba de firmar nuevos contratos para la adquisición de aviones franceses y norteamericanos, no había otro remedio sino incrementar el propio arsenal, de origen soviético. En este sentido, los argelinos se declaran convencidos de la superioridad de la tecnología militar soviética, al recordar que fueron esas mismas armas las que permitieron a Egipto cruzar el canal de Suez en 1973.