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Alcaraz, entre la cautela y una resonancia esperanzadora: no hay rotura muscular

El murciano, que terminó tocado del isquio la final de Turín contra Sinner, no se ejercitará este martes en Bolonia pero confía en poder jugar el jueves ante Chequia

Alejandro Ciriza

Jaume Munar, uno de los cinco integrantes que intentará conquistar estos días la séptima Ensaladera del equipo español, se expresa todavía asombrado: “¡Buah, increíble! Es una pasada. ¡Qué ritmo! ¡Parece que juegan al ping-pong!”. Los duelos entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner no son objetivo exclusivo de admiración por parte de los aficionados, sino también de los propios profesionales, impactados por la velocidad a la que transcurren esos peloteos eléctricos y encarnizados entre los dos fueras de serie. también por la continuidad; es decir, muerden uno y otro, y no se sueltan. Así de inicio a fin. Así de costa a costa. Las descargas se viralizan y la rivalidad continúa creciendo.

“La consistencia que tiene, punto tras punto, te genera un poco más de ansiedad; tú tienes que estar a ese nivel, o incluso más. Y el hecho de que siempre esté ahí, ahí y ahí es lo que hace a Jannik imparable”, describía la noche anterior al murciano, refiriéndose a esa opresiva sensación que siente el de enfrente cuando Sinner coge el tono y acelera, descerrajando tiros perfectos hacia todos los rincones de la pista. Entre ellos dos, buenas migas, chispas y más chispas y tenis siempre al límite. Lógicamente, los cuerpos no siempre resisten. Se resintió el de Alcaraz el domingo, en la final maestra, y ahora España aguarda: ¿Cómo llegará el número uno del mundo al estreno del jueves en la Copa Davis?

“¿Si me perjudicará para Bolonia? Creo que no. O eso espero…”, prolongaba después de ceder en el último pulso con Sinner y de que los músculos isquiotibiales, fuente habitual de problemas, le advirtieran de que tenía que controlar el paso. Peligro. Son 80 partidos de carga en las piernas y, a estas alturas, las maniobras forzadas se pueden pagar caras. A pesar de que ahora mide un poco más que en esa fase inicial en el circuito de élite en la que perseguía como un caballo desbocado cada pelota, no suele escatimar. Sus formas longilíneas son privilegiadas, del mismo modo que delicadas. Mucho trabajo de fondo y preventivo, y ahora, un interrogante a tan solo dos días del debut contra la República Checa en la Fiera di Bologna.

¿Cómo está Alcaraz? “Bien”, contesta a su llegada al hotel para reunirse con el resto de la expedición. O sea, con el capitán David Ferrer y sus compañeros, Jaume Munar, Pedro Martínez, Pablo Carreño y el doblista Marcel Granollers. Todos aguardaban noticias y al resultado de la resonancia magnética que se hizo el tenista este lunes por la tarde, después de haber recorrido en furgoneta los 300 kilómetros que separan Turín de Bolonia por la mañana. Miran todos hacia ese isquio derecho, masajeado y vendado durante el partido, aunque sin males mayores durante el desarrollo. Aun así, agarrotamiento y molestias. Pudo, en cualquier caso, finalizarlo con tan solo la atención médica recibida durante el intervalo entre un set y otro

Antecedentes

“Quizá a veces puedo hacer el loco, en el sentido de ir a por bolas imposibles y deslizarme; obviamente me ha limitado, pero más allá de eso, he podido jugar normal”, tranquilizaba. Sin embargo, este lunes se alteró el guion previsto en el seno del equipo. En un principio, los jugadores iban a ofrecer la tradicional conferencia de prensa a primera hora de la tarde, pero finalmente se pospuso al día siguiente. Alcaraz, cuestión de estado tenístico. Con él o sin él, todo cambia. El de El Palmar (22 años) se trasladó a un centro médico acompañado del doctor de la federación española, Ángel Ruiz Cotorro, y a su análisis se unió el del galeno personal del tenista, Juanjo López, tras el envío de las pruebas.

El suspense terminó cerca de las diez de la noche, cuando fuentes federativas transmitieron a los medios presentes en Bolonia, entre ellos EL PAÍS, que el líder del circuito “no sufre una rotura” y que el percance responde a una “sobrecarga muscular” por la acumulación de esfuerzo. En consecuencia, Alcaraz no se ejercitará este martes junto con sus compañeros y descansará, a la espera de que la evolución sea positiva y pueda probarse el miércoles, antesala del estreno (10.00, Movistar+). Es decir, en principio, buenas noticias, dentro de que la situación requiere de vigilar con celo una zona que ha ido dándole guerra en esta primera etapa de su carrera.

No es extraño ver a Alcaraz con uno u otro muslo envueltos de vendas compresoras durante los entrenamientos, si no en los partidos. Y en enero de 2023, una maniobra agresiva durante un ensayo derivó en una rotura en el músculo semimembranoso (integrado en los isquitibioales) de la pierna derecha, por la que tuvo que renunciar al Open de Australia. Reapareció a mediados de febrero, en Buenos Aires y Río de Janeiro, pero una distensión de grado 1 en el isquio derecho impidió que compitiera después en Acapulco. Esta temporada, la misma región muscular sufrió durante la final del Godó y forzó su desaparición del cuadro del Masters 1000 de Madrid, pese al intento por jugar.

La prueba efectuada este lunes por la tarde —con imágenes desde varias perspectivas— no reveló la presencia de ningún hematoma, por lo que Ferrer y el resto del grupo confían en que el murciano pueda participar en la serie de cuartos de final contra la República Checa. “Nosotros estamos pendientes de lo nuestro”, indicaba su seleccionador, Tomas Berdych; este, a buen seguro, menos tranquilo que una jornada antes, cuando Alcaraz llamaba al fisio y su concurso estaba en el aire.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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