Fe, épica y mucho Martínez: España culmina una remontada inédita en la Davis hacia las Finales de Bolonia
El equipo de Ferrer voltea la serie ante Dinamarca, al levantar una bola de partido decisiva y por primera vez un 0-2 adverso, y disputará la fase final en noviembre


Lo habían conseguido otros equipos, pero no España. Nunca. Jamás había levantado un 0-2 adverso en la Copa Davis, hasta que todo se alineó en el Club Puente Romano de Marbella, marco de una remontada histórica que conduce al bloque capitaneado por David Ferrer a la fase final que se celebrará en Bolonia, del 18 al 23 de noviembre. Allí se reunirá con la anfitriona, Italia, que ya tenía el billete asegurado, y las otras seis selecciones que al final han logrado superar el proceso clasificatorio: Alemania, Francia, República Checa, Austria, Argentina y Bélgica. Quedan fuera gigantes como Estados Unidos o Australia, y casi todo parecía abocar a la eliminación española; todo parecía tenerlo a favor Dinamarca, a un dedo de la meta. Bola de eliminatoria para ella. Sin embargo, todo cambió de un día a otro.
“¿Y por qué no?”, deslizaba la noche anterior Ferrer, entre los gestos mustios y el preocupante dato que deslizaban los libros de la Davis: el equipo español nunca había levantado esa desventaja. Pero a la fe inquebrantable del preparador, un optimista por naturaleza, le acompañó la de sus jugadores, quienes voltearon la serie frente a los nórdicos merced a los triunfos encadenados de Pedro Martínez y Jaume Munar en la modalidad de dobles (1-6, 6-3 y 6-2 a August Holmgren y Johannes Ingildsen, en 1h 46m), el de Martínez contra Holger Rune en el primer turno individual (6-1, 4-6 y 7-6(3), en 3h16) y el definitivo de Pablo Carreño ante Elmer Moeller (6-2 y 6-3, en 1h 25m). En resumen, convicción, oficio y un protagonista insospechado.
Proclive a episodios épicos y a destapar a héroes inesperados, la Davis alumbró esta vez el gran día de Martínez, otro de esos picapedreros silenciosos, ya curtidos y en constante búsqueda del salto que tan solo unos pocos consiguen; en su caso, sin mayor gloria que la del título obtenido hace tres años en Santiago de Chile. Instalado desde el curso pasado entre esa nebulosa de jugadores que oscilan entre los cincuenta y los cien mejores, el valenciano (28 años y 67º del mundo) fue finalmente la carta escogida por Ferrer, quien algo debía intuir. No le falló el olfato. En jornadas de este tipo, tan enigmáticas, tanto o más cuenta la impresión, lo intuido, como lo puramente tenístico, aunque en este caso la correspondencia fue doble.

Martínez ya había derrotado este año a Rune (11º) en Róterdam, pero en un contexto y una situación radicalmente diferentes. Nada que ver: dura, bajo techo y en una atmósfera muy distinta. Sin embargo, el capitán español apostó por él y la respuesta fue extraordinaria. Para recordar. Prevaleció en un pulso eléctrico que tuvo un poco de todo, muy caliente, de esos que enganchan: control, fuego, alternativas, desatino arbitral y, finalmente, unos problemas musculares por parte del danés en la recta decisiva. Emoción a raudales. Explica, en cualquier caso, la contraposición material de uno y otro tenista: Rune posee un molde magnífico, ya se sabe, pero mentalmente es de gelatina.
Bolazos y calambres
Muy inacabado, el nórdico propone en la misma medida virtudes y carencias. Tiene tenis y condiciones para dar y regalar, pero su lectura es muy cuestionable, se enreda de manera innecesaria —jueces, rivales o aficionados, lo que sea— y físicamente tiende a pinchar. Siempre encendido, el mismo ardor que le empuja suele consumirle. Todo lo contrario que el español. Martínez está muy lejos de ser un virtuoso, pero, consciente de hasta dónde alcanza su repertorio, aplica todas sus herramientas hasta el límite. No se guarda nada. Así que frente al rendimiento siempre irregular del adversario, más y más estabilidad, aderezada de una interpretación perfecta y ramalazos de calidad.
Llevaba ya casi un par de horas de movimiento en las piernas, pero daba igual. Empezó bien y terminó mejor, no sin haber sorteado una circunstancia límite en la segunda manga, cuando Rune dispuso de un 5-3, 30-0 y a continuación, pelota de partido a su favor. No acertó, sino todo lo contrario; doble falta, break y frustración. Para entonces, el danés ya había expulsado la rabia —doble bolazo a la grada, merecedor de solo una amonestación— y sufrido calambres por todas partes: gemelos, cuádriceps y cara interna de ambos muslos. Así que no veía otra escapatoria que jugársela todo a uno o dos tiros, demasiado riesgo, excesivamente acelerado todo el rato. En consecuencia, 55 errores no forzados y bajada de brazos al desempate.

Antes, la jornada había nacido torcida, con el dúo danés apretando y poniendo todavía más de tierra de por medio. Cuesta aún más inclinada. Mayor desnivel a raíz de la salida en falso de él y Munar, arrastrados todavía por la dinámica del día previo y destemplados al inicio, pero restablecidos y cada vez más asentado conforme avanzaron los minutos. En el fondo, no les quedaba otra: reaccionar o nada. En 26 minutos ya habían entregado el primer set, de rotura en rotura para abrir boca hasta que Holmgren y Ingildsen, más despiertos, menos tensos seguramente, se hicieron con el volante. Pintaba mal la historia, tirando a muy fea. Sin embargo, llegó el clic. Volantazo a tiempo.
Paradójicamente, viéndose cercada la pareja española por fin se liberó, y al aplomo de Martínez se añadieron un par de chispazos de Munar que invirtieron definitivamente la curva anímica del duelo. Una vez destrabada la segunda manga, el mallorquín, apagado hasta ahí, agitó la tercera con una demostración de reflejos y un par de puntos que terminaron de fulminar a los rivales y de espolear a la grada, un tanto fría ante el desarrollo de la serie. Sin embargo, una vez generado ese caldo de cultivo y arañado ese primer punto que invitaba a la fe, Martínez, crecidísimo, frontón él, intervino de nuevo y la eliminatoria combustionó: giro radical e historia. Carreño lo remató.
ASÍ QUEDA LA ELIMINATORIA
Sábado 13:
Holger Rune, 7-5 y 6-3 a Pablo Carreño.
Elmer Moeller, 2-6, 6-1 y 6-4 a Jaume Munar.
Domingo 14:
Munar/Martínez, 1-6, 6-3 y 6-2 a Holmgren/Ingildsen.
A continuación: Martínez, 6-1, 4-6 y 7-6(3) a Rune.
A continuación: Carreño, 6-2 y 6-3 a Moeller.
Las otras series: Japón, 0 - Alemania, 4; Croacia, 1 - Francia, 3; Estados Unidos, 2 - República Checa, 3; Hungría, 2 - Austria, 3; Países Bajos, 1 - Argentina, 3; y Australia, 2 - Bélgica, 3.
Se unen a Italia (última campeona) en la fase final que tendrá lugar en Bolonia, del 18 al 23 de noviembre: Alemania, Francia, República Checa, Austria, Argentina, Bélgica y España.
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