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Carlos Alcaraz
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Jannik Sinner
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Alcaraz choca con la dimensión maestra de Sinner

El italiano redondea un torneo perfecto y revalida el título en su territorio predilecto (7-6(4) y 7-5, tras 2h 15m). El número uno termina tocado de una pierna

Alejandro Ciriza

Se lleva el gato al agua Jannik Sinner, vencedor en la instantánea final de una temporada tan fascinante como repetitiva: merece la pena el atracón. Todo sea por ver un tenis que escapa a la tediosa dinámica actual. Todos los caminos conducen a ellos dos, y esta vez lo festeja el italiano, autor de una obra perfecta, como las paredes rectilíneas de la Piazza San Carlo. No encuentra Carlos Alcaraz la llave (7-6(4) y 7-5, tras 2h 15m) y se resuelve la sexta final del año entre los dos como le gusta al anfitrión, en forma de sacudida. Con dos cetros maestros, se une el campeón a Borg, Becker y Zverev, y se quita una losa de encima. Reinventarse o morir, y la nueva fórmula le funciona.

Ha sido una semana impecable, sin ceder un solo set, sellada con un pleno y un saco de aces (41). Lo merecía, sin duda. Esta es su guarida, este es su hábitat, este es su lugar. Envuelto en color vino, Sinner (24 años) revalida el título —es el más joven en conseguirlo desde que lo hiciera Roger Federer entre 2003 y 2004, con 23— y remata un año excepcional, con seis trofeos en la bolsa y, quizá, un sentimiento todavía más placentero y reconfortante al comprobar que ha funcionado su plan. Rendido dos meses atrás en Nueva York, muy pálido ese día, se rehace y vuelve a casa satisfecho. Ríe, agradece, sobrio siempre. Alcaraz no se unirá a Orantes (1976) y Corretja (1998). Es un duro día en la oficina.

Quiere el duelo arrancar, pero le cuesta, no termina de coger al principio la ebullición inmediata que se le presupone. Primero, la indisposición de un aficionado lo detiene durante más de 11 minutos y los dos tenistas se enfrían, guerrean a tirones. Al parecer, a Alcaraz no le interesa que la historia gane ritmo —lógico, nadie lo quiere ante una locomotora como Sinner— e intenta morder. Arriesga, se le escapan un par de bolas. Cáspita, pero por ahí, se dice. Ya saldrá. En esta ocasión, tal vez la idea de abreviar no sea tan descabellada, teniendo en cuenta cómo flota el italiano en el terreno intermedio de una superficie que para él es una nube: la disfruta, la exprime, la saborea. Pero ojo: enfrente está Alcaraz.

Todo transcurre bajo un orden lógico y natural, el de dos colosos que suelen definir la suerte en cuestión de milímetros, dedo dentro o dedo fuera; sin embargo, cuando ya se ha alcanzado el punto delicado del primer set, al murciano se le agarrota el isquio derecho al ir a hacer un apoyo en la estirada. Con 5-4 a su favor. ¿Alarma? “Ayer lo noté, pude aguantar”, le dice al fisio; “pero ahora lo noto otra vez tenso”. Rebate al rival y lidia con la molestia. “Aprieta los dientes”, le gritan desde el banquillo. Y él obedece. Se trata de aparcar el pensamiento, de que no le juegue una pasada ese músculo contraído y de aguantar el tipo. Sencillo decirlo, extremadamente complicado ejecutarlo.

El mundo al revés

Sinner, zorro él, ya con escuela de sobra, sirve muy abierto para exigir que el español cargue sobre la zona dolorida, pero lejos de sacarle partido a la situación termina metiéndose en un lío solito porque pese a ese semblante, a que parezca que todo lo hace fácil y que no padece ni siente ni se altera, los nervios están ahí. Para todos. Sin excepción. Quizá Björn, pero seguramente ni por esas. Iceborg también sufría, admite en su biografía. Le toca hoy al italiano y le jalea la grada. Reacciona a lo salvaje. Atrás quedó la versión temerosa de Nueva York, tenía que “cambiar”, decía. Y ahí está. Al borde del acantilado, conecta un segundo que vuela como un primero y salva el pescuezo.

Anulada magistralmente la bola de set, Sinner termina prevaleciendo en un desempate que los dos comienzan mal, hay tensión, se contraen también los estómagos de los Carota Boys que animan a su jugador vestidos de naranja. La grada se precipita y celebra un par de veces el punto antes de tiempo, craso error, pero aun así el suyo saca la chistera prometida. Efectivamente, ahí hay nuevos argumentos: ¿De dónde ha salido esa muñeca? La tiene, la tiene. Con delicadeza. Tira un globo perfecto y acto seguido otro con la derecha. Nuevo segundo a mil por hora. La vía del riesgo, más allá del peloteo. Y Alcaraz, el rey de la parábola, se ve obligado a recular. Es el mundo al revés.

De ahí a la silla, vendaje compresor en el muslo y, ahora sí, en busca de la proeza mayor. No hay otra: la grada se ha calentado, Sinner juega en casa y el demarraje le sitúa viento a favor. Difícil, más que difícil. “Puedo hacerlo”. Cree, pero su gesto no termina de transmitirlo del todo. En ningún instante llega a estar realmente cómodo en el partido. No le habían quebrado el saque al transalpino en todo el torneo, 45 juegos intacto, hasta que llega ese break de entrada (contra todo pronóstico) y hay un amago; sin embargo, pese a que dispone de esa bola franca en el centro de la pista para convertir el segundo, con 3-3 y todo a favor, tira un revés largo. Turín entra en combustión.

Cara de circunstancias y de negación: así no se puede. “¡Háblate positivo!”, le pide Ferrero. “¡Desahógate!”, secunda Samuel López. Se va hacia delante, lo intenta, pero no hay vuelta de hoja. Más voluntad que posibilidades. No es el día. Neblina ya en las calles y en la pista. Es la hora de Sinner. Cuando la historia se pone verdaderamente dura, dirimiéndose todo en un par de peloteos fogosos e interminables, uno de ellos de hasta 24 tiros, el tenista local se hace inmenso y, también novedad, se lleva el dedo a la oreja y el pabellón revienta: venid a mí. Las hordas responden. Y lo celebran. La foto de final de curso es la del italiano por los suelos. Prometía y se resarce: él, de nuevo maestro.

Carlos Alcaraz
vs
Jannik Sinner
Sets:
Porcentaje 1er servicio
dentro/totales 26/38 68%
dentro/totales 27/44 61%
Puntos ganados con primer servicio
dentro/totales 20/26 76%
dentro/totales 23/27 85%
Puntos ganados con segundo servicio
dentro/totales 8/12 66%
dentro/totales 9/17 52%
Puntos ganados al resto
dentro/totales 12/44 27%
dentro/totales 10/38 26%
Puntos de break convertidos
dentro/totales 0/1 0%
dentro/totales 0/0 0%
Puntos ganados en la red
dentro/totales 5/0 83%
dentro/totales 3/0 50%
Aces
2
6
Dobles faltas
0
2
Golpes ganadores
13
17
Errores no forzados
10
16
Porcentaje 1er servicio
dentro/totales 23/34 67%
dentro/totales 16/34 47%
Puntos ganados con primer servicio
dentro/totales 16/23 69%
dentro/totales 13/16 81%
Puntos ganados con segundo servicio
dentro/totales 5/11 45%
dentro/totales 10/18 55%
Puntos ganados al resto
dentro/totales 11/34 32%
dentro/totales 13/34 38%
Puntos de break convertidos
dentro/totales 1/2 50%
dentro/totales 2/2 100%
Puntos ganados en la red
dentro/totales 4/0 44%
dentro/totales 4/0 100%
Aces
3
2
Dobles faltas
0
3
Golpes ganadores
15
8
Errores no forzados
15
8
Porcentaje 1er servicio
dentro/totales 49/72 68%
dentro/totales 43/78 55%
Puntos ganados con primer servicio
dentro/totales 36/49 73%
dentro/totales 36/43 83%
Puntos ganados con segundo servicio
dentro/totales 13/23 56%
dentro/totales 19/35 54%
Puntos ganados al resto
dentro/totales 23/78 29%
dentro/totales 23/72 31%
Puntos de break convertidos
dentro/totales 1/3 33%
dentro/totales 2/2 100%
Puntos ganados en la red
dentro/totales 9/0 60%
dentro/totales 7/0 70%
Aces
5
8
Dobles faltas
0
5
Golpes ganadores
28
25
Errores no forzados
25
24

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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