Alcaraz y Sinner, la última colisión: compadreo, el trono en juego y “libertad” en Turín
El murciano y el italiano se citan en el episodio final del curso, bajo un registro que domina el italiano y previo ensayo entre ambos: “Nos damos ritmo mutuamente”


La cuota incompleta de maestros —Novak Djokovic aterrizará este domingo en la ciudad, tras la disputa de la final del torneo de Atenas, y el octavo nombre se decidirá sobre la bocina, entre Lorenzo Musetti y Felix Auger-Aliassime— se hace notar entre el estiloso diseño rojizo del Teatro Regio de Turín, donde uno a uno van accediendo los protagonistas y el relato señala a dos claros protagonistas: una vez más, Carlos Alcaraz (22 años) y Jannik Sinner (24). ¿Quiénes si no? Por delante, días de matemáticas y tenis sobre el alambre, por eso del escaso margen de error que ofrece el formato de la Copa de Maestros, y otro episodio de fricción entre el español y el italiano, con el título y el trono en el aire. Difícil un mejor final.
A cada tirón de uno ha reaccionado el otro, resolviéndose la temporada en la foto-finish y cuando todo el mundo compite ya con la lengua fuera. Todos, sin excepción, van con lo justo. Este año, Alcaraz dice llegar mejor, más fresco física y mentalmente, pero ya conoce de primera mano las diabluras de la competición y la dificultad que entraña el juego bajo techo, así que desconfía. Guardia alta: un resfriado le mermó la pasada edición y cayó en la red de la fase de grupos, y hace dos semanas sufrió un sonado resbalón en el Masters de París, vencido allí a las primeras de cambio por Cameron Norrie. Integrado en la fase inicial con Djokovic, Taylor Fritz y Alex de Miñaur, el murciano desprende en el preámbulo el gesto optimista y desenfadado de siempre.
Luce una cadena y una pulsera con piedras negras —“hay días que toca”—, está fino —fuerte y delgado, menos peso que en cursos precedentes— y, ante la broma, contragolpea: “Los días que he estado en Murcia, me he abrigado hasta aquí…”, dice señalándose la garganta. “Pero hasta aquí, ¿eh?”. Esta vez, nada de congestión, mocos ni toses, y una coincidencia en forma de guiño: hace 16 años, en la ya lejanía de 2009, Rafael Nadal y Roger Federer también se ejercitaron juntos dos días antes del estreno, también como el uno y el dos del mundo, respectivamente. “¡Buah! Pues la verdad es que no tenía ni idea… Pero este torneo es único, porque aquí están los ocho mejores y te da esa oportunidad. Esta no es la primera vez que entreno con él ni será la última, porque nos damos ritmo mutualmente”, responde.
Usually they meet in a final. Today it’s on the practice court…
— Tennis TV (@TennisTV) November 7, 2025
Sinner & Alcaraz warming up together at the #NittoATPFinals 🥳 pic.twitter.com/n2pp1PP6x1
De antemano, las cuentas están claras para él: tres triunfos le garantizarían terminar la temporada en lo más alto. Por el contrario, a Sinner no le queda otra que vencer —al igual que hace un año— y confiar en que su adversario no sume lo necesario; esos 500 puntos que tiene entre ceja y ceja Alcaraz, éste con buen pálpito. “Bueno, me encuentro bastante bien. Físicamente vamos mejorando, sobre todo del tema del tobillo [el esguince que se produjo hace mes y medio en Tokio], y me siento cada vez más tranquilo y libre en los movimientos. Estamos cuidándonos lo máximo posible para competir con garantías aquí y en la Davis, y en los entrenamientos me veo a un buen nivel”, prolonga el de El Palmar, dispuesto a corregirse.
Foto anómala
La derrota contra Norrie en París supuso una advertencia, si bien la atmósfera entre ese escenario y Turín es diferente. “Pienso que fue algo puntual. Puede haber días malos, pero sobre todo fue que, más allá de que aquel día no jugara del todo bien, la manera en la que afronté tácticamente el partido fue errónea”, responde ante la pregunta planteada por EL PAÍS, en la sala dedicada a la soprano Maria Callas; “no tenía buenas sensaciones, quise ir todo el rato hacia adelante y cometí muchos fallos de primeras. Lo bueno de eso es que te da el feedback necesario para saber qué debes entrenar, y estoy poniéndolo en práctica estos días para poder empezar bien. No me preocupa para nada ese partido, sino que simplemente lo tomo como algo puntual. Vamos a intentar que no pase otra vez”.
En La Défense se encontró con una superficie relativamente similar a la del Inalpi Arena, donde el interminable vuelo de Sinner bajo el registro indoor —26 victorias encadenadas desde noviembre de 2023— infunde algo más que respeto. Nadie se mueve como el tirolés en este registro. Nadie le bate desde que lo consiguiera Djokovic en la final turinesa de entonces. A partir de ahí, cinco trofeos a cubierto y la sensación evidente de que él es el hombre a batir. “Pero sé que si Carlos juega muy bien, no tengo ninguna posibilidad, independientemente de mis resultados”, apunta el de San Cándido, que desembarca en lo más alto pero el lunes perderá esa condición, dada la actualización del listado. Vuelan los puntos y Alcaraz toma virtualmente el mando.

Habla Sinner también de libertad, de pelotear siendo sencillamente uno mismo. Corsés fuera. Al fin y al cabo, se trata del último careo en 2025. “La clave para jugar bien al tenis es esa, intentar ser lo más libre posible”, prorroga. “En realidad, siempre pienso que soy el número dos, así hay trabajo por hacer. Los números están ahí, pero yo intento motivarme de otras maneras. Sé que soy fuerte en este tipo de pistas, pero en cuanto te relajas un poco, todo se complica”, sentencia el tenista local, mientras él y Alcaraz bromean y pugnan de buen rollo enfrente de los Giardini Reali de Turín, tirando del trofeo uno y otro. Entre ambos, buenas migas y ensayos. “¿Por qué no?”, dice cuando ya ha anochecido el español, siempre con ganas de batalla.
Él y el resto de los protagonistas desfilan por el centro histórico impecablemente trajeados, al tiempo que forman para una foto inusual, anómala y comprometida: son seis, en vez de ocho. Fallos del sistema. La presencia de Djokovic en la final ateniense de este sábado (14.00, Movistar+) ha coincidido además con la de Musetti, quien en caso de coronarse se impondría a Felix Auger-Aliassime en el pulso por el octavo billete. El serbio todavía no ha confirmado su presencia —desmintió hace dos días al presidente de la Federación Italiana (FITP): “Decidiré tras el torneo [de Atenas]”— y el jugador local llegaría al límite, mientras el neón fucsia ya rebota sobre la belleza de Turín, lo mismo barroco, que neoclásico que art nouveau. En sintonía, los dos de siempre.
PROGRAMA HÍBRIDO E INÉDITO
Esta edición, Alcaraz, Fritz, Djokovic y De Miñaur forman parte del primer grupo, y Sinner, Zverev, Shelton y Musetti/Aliassime del otro. Los dos primeros de cada uno se clasificarán para las semifinales. En contra de lo habitual, los acontecimientos han alterado finalmente el transcurso del torneo.
Los desajustes obligaron a la organización a dilatar el anuncio del programa para la primera jornada. Sin conocerse todavía quién es el octavo participante y ante el apurado aterrizaje de Djokovic, la ATP anunció finalmente que optará por una solución mixta. En definitiva, inédita.
Tradicionalmente, cada jornada se disputaban los partidos correspondientes a un mismo grupo. Esta vez, sin embargo, se combinarán uno (Grupo Jimmy Connors) y otro (Grupo Björn Borg), de modo que Alcaraz subirá el telón el domingo (14.00, Movistar+) contra De Miñaur y por la noche (20.30) será turno para Zverev y Shelton.
Al día siguiente, se enfrentarán Djokovic contra Fritz (14.00) y Sinner frente a Musetti o Auger-Aliassime (20.30). Sinner está en realidad a merced de lo que haga Alcaraz, quien aseguraría el número uno a finales de curso en los siguientes casos:
A. Si Sinner gana los cinco partidos, Alcaraz debe ganar tres: pleno en la fase de grupos; un 2+1, es decir, dos de grupos y llegar a la final; o un 1+2, uno de grupos y llegar a la final.
B. Si Sinner gana el título con una derrota, Alcaraz debe ganar dos partidos.
C. Si Sinner gana el título con dos derrotas, a Alcaraz le basta con ganar un partido.
D. Si Sinner no gana el título, Alcaraz cerraría la temporada en lo más alto haga lo que haga.
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