Ir al contenido
_
_
_
_

Una gira, varios apuros y el salto mental de Carlos Alcaraz: “Era hora de madurar...”

El murciano, citado con Paul en los cuartos de París, crece en la gestión de la adversidad: “En esos momentos es cuando se ve a los grandes deportistas”

Carlos Alcaraz
Alejandro Ciriza

Aunque el 5 de mayo celebrase los 22, parece ser que a Carlos Alcaraz le ha caído de repente encima algún que otro añito. Bienvenidos sean, pues. “Ya era hora de que madurara un poquito, ¿no?”, bromea ante los periodistas el murciano tras haber rendido a Ben Shelton a base de control, de poso, de saber manejar esos nervios traicioneros que afloran entre la marejada y que le han costado algún que otro disgusto por dejarse llevar, si no volverle la cara al partido. Estos días, sin embargo, Alcaraz parece haber dado un estirón. Mental, en este caso. Pese a la zozobra de los tres últimos partidos, un set cedido ante Fabian Marozsan, otro contra Damir Dzumhur y un tercero frente al estadounidense, el domingo, se observa en el espejo y adivina novedades: ganar sufriendo, sufrir ganando.

Desde la infancia, el de El Palmar ha acostumbrado a imponer la aplastante lógica de que, en el tenis, suele ganar el que juega mejor; generalmente muy superior, la relajación ha derivado habitualmente en extravíos que le han complicado las cosas, resueltas al final a golpe de genialidad e inspiración. “Ya lo arreglará, es muy bueno”. Ahora, sin embargo, Alcaraz está inmerso en esa fase tan elemental y decisiva como lo es la de aprender a pilotar e interpretar los partidos, con todas sus curvas y sus momentos; la de saber reaccionar a esos instantes en los que vienen mal dadas, pero no únicamente por instinto ni por categoría, sino a partir de que detrás haya un manual y una intención. La experiencia. El autoconocimiento.

La cuota de riesgo se reduce mucho si la solución parte de un patrón de juego y del temple, en lugar de recurrir a los chispazos. Y últimamente, especialmente en esta gira sobre tierra batida que comenzó en Montecarlo, el murciano —citado hoy en los cuartos de Roland Garros con Tommy Paul (20.15, Movistar+)— ha demostrado que está empezando a sobrellevar cada vez mejor las tempestades. Para muestras, la corrección ante Marozsan, el resistir al peligroso embate de Dzumhur y el desbloqueo ante Shelton en una intensa fricción de tú a tú con el estadounidense.

“En un partido como el de hoy, de tres horas y media, hay tiempo para muchos pensamientos. Ha habido momentos en el que las cosas no me salían y mi cabeza se cabreaba y te vienen pensamientos negativos”, describía. “Lo bueno es que intento que no me duren mucho tiempo, que sean fugaces y estar lo más sereno y tranquilo posible para pensar con claridad. Al final, el lenguaje corporal y el hablarte positivo ayuda muchísimo para salir adelante ante situaciones difíciles. Intento hacerlo en cada momento. Hoy ha habido ambas cosas, momentos malos en mi cabeza y en mi juego, pero estoy contento de que no haya sucedido durante mucho tiempo y de haber podido quitarlos; anteponer los pensamientos positivos en gran parte del partido”.

Alcaraz, en el partido nocturno contra Dzumhur.

Poco a poco, Alcaraz va tratando de incorporar a su perfil competitivo el aderezo imprescindible de los mejores, el que de verdad marca la diferencia. Saben en su entorno que suele crecerse en las grandes ocasiones, del mismo modo que en determinados días, ante rivales de perfil más bajo, existe el peligro de encallar por esos ramalazos propios de quien no está acostumbrado a remar a contracorriente y se deja ir durante un rato. Esos devaneos pueden llegar a ser devastadores en el frenetismo de la competición, aunque los cinco sets ofrezcan mayor margen para rectificar. Oportuna reflexión de Àlex Corretja en la Cadena Ser: “Como tiene tanta creatividad en su raqueta y su cabeza, si no le salen las cosas, se agobia”.

Ojos, oídos y consejos

Explicaba el finalista de 1998 y 2001 que, “muchas veces”, el número dos se tuerce porque considera que no está haciendo bien las cosas, y que en realidad esa merma responde al crecimiento real del adversario “o porque no puedes aguantar esa fluidez durante tres horas y media de partido”. Ojos y oídos bien abiertos, predispuesto siempre a escuchar el consejo —curiosidad cuando ha tenido la oportunidad por cómo se las arreglaban los Nadal, Agassi o Pau Gasol, entre otros—, Alcaraz toma nota de lo que se le transmite desde su círculo.

“Estoy aprendiendo siempre”, dice, “y una de las cosas que me gustaría mejorar es la consistencia, el buscar soluciones cuando las cosas no salen bien, en vez de cabrearme y no pensar. Eso es algo que he ido aprendiendo con el tiempo. Tengo 22 años y ya era hora de madurar un poco, pero lo bueno es que lo tengo claro. Este año he dado un paso adelante en fortaleza mental y espero seguir dando pasitos en ese ámbito. Pero en lo que llevamos de torneo he salvado situaciones complicadas de una manera muy buena”, valora el murciano, quien continúa descubriéndose a sí mismo y se expresa autocrítico cuando cree que podía haber puesto más de su parte.

Alcaraz esprinta durante el partido contra Shelton.

De inicios de abril aquí, Alcaraz tan solo ha perdido un partido en los cuatro torneos que ha disputado. Tan solo se le resistió el duelo con el danés Holger Rune en la final del Godó, entonces mermado por una pequeña rotura muscular, según precisó. Triunfó en Montecarlo y Roma, y desfila con paso firme en el Bois de Boulogne. A lo largo del recorrido, el tenista ha tenido que afrontar diversas situaciones delicadas, en las que había entrado en un bache o bien el contrincante le forzaba. Pulsos duros o curvilíneos con Arthur Fils, Lorenzo Musetti, Karen Khachanov, Jack Draper o Jannik Sinner (de inicio). Y tres espinosos cruces en París. Respuestas para todo.

“La verdad que me siento identificado con lo que dijo Luis Enrique”, afirmó cuando se le deslizó el elogio que había hecho el técnico del PSG a la osadía de los jóvenes. “Vi la final [de la Champions] y lo de ciertos jugadores fue increíble. Como Doué, descarados contra la presión del momento, en el buen sentido. Es verdad que los tenistas podemos sentir presión más veces a lo largo de un partido o de un torneo. Y ahí, en los momentos de presión, es cuando se ve a los grandes deportistas; si la gestionas de una manera o de otra. Esa es la gran diferencia entre uno bueno y otro muy bueno. Yo siempre me repito a mí mismo que siempre hay que dar un plus, ir a por ello, sin miedo”, resuelve.

CONTRA EL CAMPEÓN JÚNIOR DE 2015

A. C. | París

Alcaraz se ejercitó este lunes en la pista 16 del complejo, a la vista de todos desde la distancia pero apartada del público. Serio reto este de Paul, un estadounidense de 28 años y perfil discreto que se desempeña con peligro en todas las superficies.

Hasta ahora, seis cruces entre ambos, casi siempre de alta exigencia. El último de ellos, precisamente, se dio en la Chatrier en el contexto de los Juegos de París. El murciano venció por 6-3 y 7-6(7), no otra vez sin una disputa muy equilibrada.

Alcaraz manda por 4-2, pero sabe del buen desempeño de su rival sobre arcilla, también. Y en concreto, sobre la de Roland Garros. Paul, duodécimo del mundo, se proclamó campeón júnior hace una década al vencer a Taylor Fritz en tres sets.

Dos precisiones a tener en cuenta: se trata del noveno estadounidense que alcanza los cuartos de los grandes en todas las superficies en la Era Open (desde 1968) y el primer tenista masculino de su país que llega hasta ahí desde que lo hiciera Andre Agassi en 2003.

Creció, de hecho, compitiendo sobre la arena verde de EE UU. “Hice un buen partido [en los Juegos] y creo que tuve un par de puntos de set en el segundo”, recuerda. “Es muy duro, siempre ha sido complicado jugar contra él”, previene Alcaraz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_