Día grande en Roland Garros, a los pies del rey Nadal
El grande francés homenajeará hoy al mito español en la primera edición tras su retirada de las pistas, distinguido como el absoluto dominador del torneo y la tierra


Extraña atmósfera la de este Roland Garros, entre pasado, nostalgia y recuerdos, que oficialmente hoy arranca pero que se resiste a hacerlo porque quiere volver atrás y recordar, revivir, homenajear. Aunque solo sea por unos instantes. El tiempo, que todo lo atrapa. Pero ahí están la memoria, el legado, los vídeos, para inmortalizar. Un infinito viaje de 20 años. La gran obra maestra deportiva de París. “Tout simplement: Rafa”, resume la organización. Muy sencillo, Nadal. Lo que no se hizo hace un año llega ahora, consumada la despedida y oficiado el inicio de una nueva etapa para el mito que todo lo arrastra en el Bois de Boulogne. Es el primer Roland Garros sin él en activo.
“Y esta fotografía muestra el fervor que suscita aquí Rafa”, transmite un empleado del torneo, que abre la revista y señala una imagen de Nadal rodeado por la marabunta, después de un entrenamiento, intentando avanzar a marchas forzadas para alcanzar el vestuario. Atrás queda esa locura y se celebra ahora el tributo. “En son royaume”, en su reino. No quiso él que fuera hace un año, agarrado todavía a la fe, a esa progresión que un tal Alexander Zverev, el más en forma entonces, cortó de cuajo en la primera ronda. Hola y adiós. ¿Definitivo? Así lo era. La última vez en la Philippe Chatrier, que hoy vuelve a abrir los brazos para estrujar otra vez a su dueño, el de los 14 títulos.
Nadal ya no está sobre la pista, pero su gigantesco halo envuelve todo el complejo de Roland Garros, donde todo el mundo se pregunta cómo será este homenaje —tras las disputa de los tres partidos de la central, programados a partir de las 12.00; Teledeporte y Eurosport—. Hasta aquí, pocas pistas y mucha lógica: ha venido toda su gente, familiares, equipo y amigos. Pequeño ejército. Y, por supuesto, el tío Toni, orfebre de todo. “La persona más importante de mi carrera”, resalta el mallorquín, mientras los organizadores llevan varios meses poniendo toda la carne en el asador y disponen toda la artillería emocional para el reconocimiento. ¿Quizá Zidane, el primero que le entregó la Copa de los Mosqueteros? ¿Tal vez Federer, al que la grada prefería antes del hechizo?

Mucha discreción en el recinto, pero a la directora del torneo, Amélie Mauresmo, se le escapa la sonrisilla cuando se le plantea si estará presente el suizo y se reunirán así los tres gigantes otra vez. Federer se retiró en 2022 y Novak Djokovic suspira y añora esos otros tiempos de fuego, sin tregua ni cuartel. Fricción hasta el extremo. Pero hasta para él pasan los años, 38 ya. Más y más batallas con Nadal, hasta 60. Y rememora el balear los episodios parisinos en Le Magazine: las semifinales de 2007, 2008 y 2013, las finales de 2012 y 2014, pero también lo crudo, aquellos cuartos de 2015: “Por primera vez salté a la arena sabiendo que iba a ser prácticamente imposible”.
Juego... y carisma
Al serbio, 100 títulos con el de Ginebra, también le asoman ya las arrugas y sufre su musculatura. Experto en cruzar umbrales inverosímiles, subraya el valor de esos 14 trofeos, lo nunca visto en este deporte. “Gracias por haberme llevado al límite tantas veces”, desliza. Federer, por su parte, dice que Nadal le llevó a disfrutar todavía más del tenis, pese a lo obvio: “Me ganaste. Me ganaste mucho. Pero quiero que sepas que tu viejo amigo estará siempre ahí, animándote, también en lo que hagas de aquí en adelante”. Entretanto, Mauresmo vela por la búsqueda de la perfección, toda vez que lo de Málaga, en noviembre, no cumplió con lo esperado: “Rafa fue muy claro conmigo: quiere algo sencillo, a su imagen y semejanza. No le gusta ser el centro de atención. Así que va a ser un momento sincero, auténtico e, inevitablemente, cargado de emoción”.
Bien lo sabe Alcaraz, el polluelo que salía corriendo del colegio para ver por la tarde los partidos de Roland Garros, al tipo de brazos hercúleos que imprimía esa curva inverosímil a la pelota. Las bombas, los latigazos con marca registrada. Empezaba Nadal a ganar —2005, fecha del primer mordisco— cuando poquito antes, 2003, nacía el murciano, su heredero. “Recuerdo que cuando tenía 11 años jugué por primera vez aquí”, rebobina el de El Palmar, “y al primer jugador que vi fue a Gasquet. Recuerdo que me dije a mí mismo: algún día jugaré aquí”. Resulta que ahora es él, “el siguiente rey de la tierra”, descripción del torneo, quien marca el paso en la superficie.

Déjà vu en París: del todos contra Nadal al todos contra Alcaraz. Hoy por hoy, el número dos es la referencia en un terreno que genera cada vez mayor desapego entre los tenistas. Los hay especialistas, pero mucha tibieza en general. Ni hablar de los Borg, Vilas, Muster o Kuerten. Luego, como un rayo, cayó él, dominador. Abrumador. Nadal, una escuela inspiradora. “Ya no es solo el juego, sino lo que transmitía”, explica Paula Badosa. “El carisma que tenía, todos esos valores. Es algo muy difícil de encontrar y quizá no lo valorábamos como debíamos. Ahora que no está, se nota muchísimo”, prorroga la catalana, mientras el inicio de la competición queda difuminado por el acto de hoy.
Nadal y su inmensidad. El qué y el cómo, que no el cuándo. ¿Empieza este domingo Roland Garros? No lo parece, pocos lo dirían. El rey vuelve a casa con 38 años y París se prepara. Luz, color e historia. De 2005 a 2025. Tocar la fibra sensible: el merecido aplauso al gran héroe terrícola.
DE LA ESTATUA AL MUSEO
Desde 2021, una estatua de tres metros y 800 kilos de acero inoxidable recibe a los aficionados que visitan el complejo desde el acceso de la Avenue de la Porte-d’Auteuil. Fue el primer guiño simbólico a Nadal, al que la organización ha dedicado este año un espacio temporal en el museo subterráneo de la Federación Francesa de Tenis (FFT).
En ella se pueden contemplar algunos elementos que recogen el paso del tenista por el torneo parisino: de la raqueta con la que conquistó la edición de 2005 a algunas de las camisetas sin mangas que se enfundó en esa primera etapa triunfal. También varias portadas con sus logros en París y los trofeos.
Este domingo, el programa de la sesión diurna de la central refleja tres partidos, en este orden: Sabalenka-Rakhimova, Zheng-Pavlyuchenkova y Musetti-Hanfmann. Tras ellos —se estima que entre las 18.00 y las 19.00, pero sin hora fija— tendrá lugar el homenaje al deportista mallorquín.
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