Leila Pereira, presidenta del Palmeiras y la mujer más sola del Mundial de Clubes

Los aficionados del Palmeiras se refieren a ella como tía Leila, con el apelativo cariñoso que los brasileños reservan a las mujeres maduras, una cercanía que ella agradece. Pero, para los jugadores y cualquier empleado del club, Leila Pereira (60 años; Cambuci, Río de Janeiro) es la presidenta. Punto. La jefa. La empresaria ha llevado al club centenario a una de las épocas más dulces de su historia tras asumir las riendas en 2021. Este lunes, el Palmeiras, de São Paulo, se juega frente al Inter de Miami el pase a los octavos de final como cabeza de grupo en el Mundial de Clubes. Como tantas veces en su vida profesional —y más desde que entró en el fútbol—, Pereira sufre la soledad de las pioneras porque ningún otro de los 32 clubes de fútbol que disputan el campeonato está dirigido por una mujer.

El Palmeiras arrancó este Mundial en EEUU con la firme intención ser competitivo frente a equipos con presupuestos mucho más abultados. Empató con el Oporto y venció 2-0 al Al Ahly de Egipto. Y, para sorpresa generalizada, ha protagonizado junto al resto de equipos sudamericanos la primera fase del torneo. Los brasileños (Flamengo, Botafogo, Fluminense y Palmeiras) lideran cada uno su grupo gracias a unas victorias que este país vive con unas cotas de entusiasmo desconocidas en los últimos tiempos ante los mediocres resultados de la Canarinha. La Confederación Brasileña de Fútbol ha recogido el guante de inmediato. Quiere traer el Mundial de Clubes en 2029.

La presidenta Pereira aterrizó como patrocinadora en el Palmeiras, fundado en 1914 en São Paulo por inmigrantes italianos. Pronto amplió las miras a la presidencia, que alcanzó en 2021. Aquella conquista la convirtió en una de las mujeres más poderosas del fútbol mundial, la única al frente de uno de los grandes equipos. Con el aval de haber brindado al Palmeiras una de las etapas más victoriosas de su historia, Pereira parece cada día más cómoda en su papel. Canta victorias, combate el machismo y quiere ser modelo para otras. “Nací feminista sin saberlo”, repite en los últimos tiempos. De todos modos, siempre destaca que, etiquetas al margen, ya desde chiquita tuvo claro que quería trabajar fuera de casa y ser independiente.

El Palmeiras presume en su palmarés del torneo internacional de clubes, que ganó en 1951 en Maracaná, una especie de mundial de clubes que la FIFA solo reconoció seis décadas después. La presidenta del Verdão conoció el mítico estadio carioca como una joven periodista deportiva: “Solo regresé a Maracaná como presidenta del Palmeiras. Fue muy emocionante. Jamás imaginé ser presidenta de un club de este tamaño, ¿sabe? No había precedentes”, explicó a la web de la FIFA antes del torneo en EEUU.

Al hilo de las condenas a Robinho y a Dani Alves, Pereira habló alto y claro contra los abusos sexuales. Cuando Alves fue absuelto por la justicia española, ella envió un mensaje a las víctimas: “Que estos eventos no impidan que las mujeres denuncien. Debemos seguir denunciando, luchando por el respeto. No se desanimen, denuncien siempre”.

Al llegar a la presidencia del Palmeiras, implantó su visión empresarial. Lo principal, los resultados, ganar trofeos. Pero sin olvidar por un instante las cuentas. Se gasta lo que se ingresa. Su confianza en el entrenador portugués Abel Ferreira y su programa de reestructuración han sido un éxito rotundo. El Palmeiras masculino y el femenino viven una época dorada. En los últimos cuatro años, el primero conquistó la Libertadores de 2021, que le dio el pase a este Mundial de Clubes, ganó la Recopa Sudamericana (2022), la Supercopa de Brasil (2023), dos ligas brasileñas (2022-2023) y tres campeonatos paulistas (2022-2023-2024).

En ese periodo, el femenino ha conseguido una Libertadores (2022) y dos campeonatos paulistas (2022 y 2024). La abultada chequera de Pereira, una de las mujeres más ricas de Brasil, no es ajena al éxito. Entre otras cosas, compró un avión privado para los desplazamientos del equipo. La brasileña dirige en solitario desde hace más de tres lustros el grupo empresarial que levantó con su marido, Jose Roberto Lamacchia. Su buque insignia es Crefisa, que fue durante años la patrocinadora del Palmeiras. La empresa ofrece créditos personales a los brasileños más pobres, los que difícilmente consiguen préstamos ordinarios. La pareja se conoció cuando ella tenía 18 años.

Trofeo a trofeo, la presidenta ha consolidado su poder y superado los recelos iniciales, incluido un duro enfrentamiento con los ultras. Hace ya tiempo que todos en el fútbol brasileño se toman muy en serio a esta mujer de grandes ojeras y melena rubia que a menudo viste de color verde Palmeiras o violeta feminista.

Tras unos años en los que el Palmeiras ha sonado en Europa sobre todo por la venta de grandes talentos como Gabriel de Jesus, Endrick o Estevão, el club quiere aprovechar este Mundial de Clubes para proyectarse internacionalmente como una entidad profesional, seria y sólida, con una gestión de primer nivel. Nada que ver con los escándalos que sacuden al fútbol brasileño y a la confederación nacional.

De la mano de Pereira, el club abraza la ciencia más innovadora con la vista puesta en optimizar el rendimiento de cada futbolista. Acaba de inaugurar un moderno centro de recuperación y neurociencia donde los jugadores son invitados a someterse a diversas actividades para potenciar su descanso y desempeño, desde sesiones de electroestimulación cerebral a ejercicios de pilates. También disponen de un set con una gigantesca pantalla para entrenarse en la lectura del partido y la toma de decisiones. Al día siguiente de un partido pueden recrear las jugadas más relevantes que protagonizaron (las más acertadas o las peores) gracias a unas gafas de realidad virtual. “Entrenamos la toma de decisiones basada no solo en datos objetivos o en la experiencia pasada, sino en la sensibilidad, en el feeling”, explicaba el coordinador científico del Palmeiras, Daniel Gonçalves, a un grupo de medios europeos antes de partir para EEUU.

“Aquí tenemos profesionales de podología, psicología, neurociencia, masoterapia, pilates… Todos trabajan en sinergia e interacción constante para ofrecer lo mejor a cada jugador, pero recordando siempre que este es un deporte colectivo”, recalcó. Por eso, además de tener dos cámaras hiperbáricas y recoger una colosal cantidad de datos para personalizar al detalle el tratamiento de cada futbolista, todos ellos deben estar ya en el club 90 minutos antes del entrenamiento. Para Gonçalves es vital que, tras pasar por la báscula, el reconocimiento físico, los análisis y responder a un cuestionario sobre cómo durmieron, los jugadores se sienten a desayunar juntos, mirándose a la cara y charlando de sus cosas.

El año pasado, los socios reeligieron a la tía Leila para otro mandato de tres años. Su primera vicepresidenta también es mujer. Mientras, una empresa de apuestas deportivas ha relevado a su compañía como patrocinador del once masculino.

Pereira estará en la recta final de su mandato cuando Brasil acoja el Mundial femenino en 2027. Confía en que el torneo dé el espaldarazo definitivo a la categoría, atraiga espectadores a los estadios y, con ello, genere el interés de las televisiones por los derechos de los partidos. Y quién sabe si alumbra nuevas Martas, Formigas o Leilas para el fútbol.