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Brasil quiere relucir su viejo orgullo

El Palmeiras y el Botafogo dejaron en claro en la segunda jornada del Mundial de Clubes que incluso pueden dar algún susto a los favoritos

Jair Paula, del Botafogo, anota su primer gol este domingo frente Seattle Sounders.

Sudamérica avisó este domingo que no se resignará tan fácil al rol secundario que se le asigna en el Mundial de Clubes. Dos de los cuatro representantes brasileños, el Palmeiras y el Botafogo, dejaron en claro en los dos partidos que cerraron la segunda jornada del nuevo invento de la FIFA que, aunque detrás de Europa, hay un subcontinente que llegó a Estados Unidos dispuesto a relucir su viejo orgullo. Y que, incluso, algún susto puede les generar a los favoritos. Mientras Palmeiras empató 0-0 ante Porto en Nueva Jersey un partido que mereció ganar, Botafogo superó casi por inercia, aunque con un susto sobre el final, 2-1 a Seattle Sounders en su propio estadio.

A última hora del domingo, en la costa oeste de Estados Unidos, el Botafogo ni siquiera necesitó su mejor versión para sumar tres puntos y alcanzar al Paris Saint-Germain en lo alto del grupo B. El resultado terminó de condenar al último puesto al Atlético de Madrid, sacudido 0-4 por el campeón europeo en el caluroso mediodía de Los Ángeles, incluso por detrás de los Sounders en la diferencia de goles. El duelo entre ambos derrotados, este jueves en Seattle, será el primer duelo sin red de contención para el Aleti.

Mientras Seattle Sounders demostró -como Inter Miami el sábado ante el Al Ahly- que el fútbol en Estados Unidos por ahora sigue siendo soccer, a Botafogo le bastó la mayor competitividad del fútbol brasileño y sudamericano para sacar una diferencia decisiva en el primer tiempo. Aún en un partido más parejo de lo esperado, los cariocas se aseguraron el triunfo antes del descanso con dos goles de cabeza, a los 28 minutos de uno de sus defensores centrales, Jair Cunha, y a los 44 centrodelantero, Igor Jesús.

El actual campeón de la Libertadores, de todas maneras, también dejó en evidencia que es un equipo en reconstrucción después de que su dueño, el estadounidense John Textor, se deshiciera a inicios de este año de varias de sus figuras, entre ellas el argentino Thiago Almada, para salvar a otros de los equipos de su propiedad, el Olympique de Lyon. Seattle Sounders descontó a 15 minutos del final con un remate de Cristian Roldán, hijo de madre salvadoreña y padre guatemalteco, y casi lo empata sobre el final, pero el arquero John desactivó la alarma ante un intento del argentino Pedro de la Vega.

Previamente, en el tercer turno del domingo, Palmeiras hizo una demostración de poderío en las tribunas y el campo de juego. Con el apoyo de 25.000 espectadores brasileños en Nueva Jersey, el mejor equipo de Sudamérica de los últimos años demostró con personalidad y recursos propios que el duelo ante Porto no le quedó grande. Al contrario: un triunfo brasileño habría sido merecido.

Los paulistas multiplicaron las situaciones de gol con Estevao -el chico de 18 años que luego del Mundial de Clubes se irá al Chelsea-, el colombiano Richard Ríos y un cabezazo de Murilo que pegó en el palo ya sobre el final. El empate, de todas maneras, le trajo una alegría a Lionel Messi. La igualdad en el Grupo A es total: Palmeiras, Porto, Inter Miami y Al Ahly suman un punto y ningún gol.

Más temprano, en el primer turno del domingo, había quedado claro que el fútbol en Nueva Zelanda es tan marginal como el rugby en Alemania. El 10-0 con el que el Bayern Múnich aplastó a los jugadores semi amateurs de Auckland City se parece a la diferencia que los All Blacks le sacarían a la selección alemana de rugby. En todo caso, también afuera del campo hubo noticias.

A medida que los goles se sucedían ante rivales que trabajan por fuera del fútbol para completar un sueldo, los simpatizantes del Bayern apuntaron a la FIFA de Gianni Infantino con un cartel en las tribunas. “Diez años Baur Au Lac-El fútbol mundial está peor gobernado que antes! ¡Smash Fifa!”, expresó una pancarta, en relación al décimo aniversario de la redada del FBI en Suiza que terminaría con el gobierno de Joseph Blatter y, en cierta forma, la cesión casi continua de grandes torneos de la nueva FIFA de Infantino a Estados Unidos, también el Mundial de selecciones de 2026.

El 10-0 fue la máxima goleada en la historia del Mundial de Clubes. Curiosamente la mayor goleada en las Copas Mundiales de selecciones ocurrió otro 15 de junio, pero de 1982, el 10-1 de Hungría sobre El Salvador. Ya con un líder indiscutido, la primera fecha del grupo C se completará este lunes con el cruce entre Benfica y Boca Juniors en Miami, un nuevo duelo para medir la distancia entre Europa y Sudamérica.

La tercera jornada del Mundial de Clubes también ofrece la primera fecha del Grupo D. En primer turno, en Atlanta, jugarán Chelsea ante el tercer equipo estadounidense, Los Angeles Football Club, mientras que a última hora, en Filadelfia, se presentará otro equipo brasileño, Flamengo, ante otro de los representantes africanos, el Esperance de Túnez.

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