Un fogonazo del Real Madrid ante el Manchester City que no despeja la niebla
El equipo del señalado Xabi Alonso consigue adelantarse contra el de Pep Guardiola con un partido notable de intensidad, orden y colmillo, pero vuelve a caer al desaprovechar las ocasiones sin el acierto del lesionado Mbappé


Si esto era un Real Madrid que se apaga, lo hizo con un fogonazo de alma, un resplandor final de orgullo y entrega, un empujón hasta el último instante como los de los momentos felices. Pero está todo emborronado en el Bernabéu, que se desahogó con silbidos cuando se consumó la derrota contra el City de Guardiola después de una función extenuante que durante varios tramos había vuelto a ilusionar a la grada. Los últimos minutos fueron una mezcla nerviosa de cánticos y pitos: la confusión en la que flota el equipo estas semanas. El Real no fue inferior, no se entregó, no se dejó llevar, dispuso de ocasiones, pero le faltó un punto de acierto. O el demoledor Mbappé, tocado en el banquillo.
Y así todo: no está claro si fue el final o puede ser el principio de un Madrid que fue otro desde que se abrieron las compuertas y salió encendido por una convicción que se había evaporado. Nada más empezar, detectaron a Gvardiol desconectado en el medio, empezando a hacerse un lío, y se lanzaron a por él Vinicius y Gonzalo. La contra no prosperó, pero apareció a presionar Bellingham, de nuevo asistido por Gonzalo, que robó y se la dio a Vinicius. Lo derribaron y el árbitro pitó penalti, aunque luego retrasó la falta fuera del área. Fue un arranque de vendaval, con un tiro de falta bloqueado de Valverde, un córner cabeceado por Tchouameni cerca del poste y una contra que terminó Vinicius levantando con sutileza por encima de Donnarumma un balón que se marchó fuera. Fue también una especie de resurrección de Rodrygo, un futbolista extraviado durante meses que de repente asomaba por todas partes. Partía desde la derecha, pero aparecía como conector de todo. Revivido. Enganchado a la red de tensión que había elevado la velocidad de la pelota del Real. Y siempre hacia adelante. Como en la contra que terminó con el tiro de Vinicius. O en la que el 11 se reencontró con el gol.
El Madrid apretaba arriba muy junto en un primer arreón y, si no recuperaba, reculaba discretamente. También muy junto. Desde ahí se arrancaba con espacio por delante. Carreras recuperó, encontró en el centro a Gonzalo, que prolongó para Bellingham. Miró a su derecha y por ahí corría Rodrygo, que pisó el área y superó a Donnarumma con un derechazo cruzado abajo. Rodrygo, como el Madrid, también era otro. Aquel que había marcado por última vez en marzo. Ocho meses de sequía, 32 partidos, más que ningún delantero en la historia del club.
El City, bajo la tensión del modo salvaje del equipo de Xabi, tardaba en engranar. Tocaban Nico González, Bernardo Silva y Foden en el medio, pero sin alcanzar la posición avanzada de Haaland. Ni por ahí ni por las bandas, donde Valverde y Carreras mantenían amarrados a Doku y Cherki. No avanzaban demasiado, pero iban aplacando al Madrid. Aunque esa espera también les concedía el espacio para correr. Ahí disfruta como en los tiempos felices.
Y ahí, cuando sufría poco y se había enderezado el rumbo del errante Rodrygo, se aflojó una de las tuercas más fiables. A Courtois se le echó encima un cabezazo de Gvardiol en un córner y dejó el balón muerto ante él, listo para que lo empujara O’Reilly. Funcionaba lo de nunca y se averiaba lo de siempre. Rüdiger atropelló a Haaland tras un centro y el VAR lo cazó. El noruego engañó a Courtois con el penalti y el Madrid se marchó al vestuario perdiendo después de uno de sus tramos más sólidos de la temporada. Un poco desalentador.
Se le abrieron las costuras al partido. En el descontrol, golpeaba el City con Doku más suelto, más alegre y Courtois de vuelta a su versión milagrera. El Madrid volvía a apoyarse en una de sus certezas, pero echaba cada vez más de menos otra, la contundente precisión de Mbappé, espectador de cómo se escapaba alta una vaselina de Bellingham después de una contra estupenda; también de cómo le faltaba media zancada a Rodrygo para alcanzar un pase de Vinicius en otra. El Bernabéu se impacientaba y Xabi sacaba a Güler, Brahim y hasta a Endrick, recibido con gozo. Que estuvo cerca de ser total cuando cabeceó al larguero, o cuando Vinicius lo hizo fuera, o cuando también Vinicius mandó alta una medio chilena. El equipo volvió a encender el Bernabéu como antes, pero el Bernabéu, tras volver a creer, regresó al desaliento con la derrota final, que puede no serlo del todo.
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
|
5
|
13 | 6 | 4 | 1 | 1 |
|
6
|
12 | 6 | 4 | 0 | 2 |
|
7
|
12 | 6 | 4 | 0 | 2 |
|
8
|
12 | 6 | 4 | 0 | 2 |
|
9
|
12 | 6 | 4 | 0 | 2 |
| Clasificación | PT | PJ | PG | PE | PP |
|---|---|---|---|---|---|
|
2
|
15 | 6 | 5 | 0 | 1 |
|
3
|
13 | 6 | 4 | 1 | 1 |
|
4
|
13 | 6 | 4 | 1 | 1 |
|
5
|
13 | 6 | 4 | 1 | 1 |
|
6
|
12 | 6 | 4 | 0 | 2 |
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma































































