

El Girona se hunde tras la goleada del Levante
El conjunto dirigido por Míchel se desplomó tras dos expulsiones, encajó cuatro goles y es colista


El Girona se condenó a sí mismo en Montilivi con dos expulsiones que allanaron el camino de un Levante que no necesitó demasiado para imponerse con facilidad (0-4). El equipo dirigido por Míchel, espeso, plano y sin respuestas desde la temprana roja a Witsel en la primera media hora, quedó a merced del rival tras el cabezazo de Etta Eyong, y se derrumbó con la expulsión de Vitor Reis y los tantos posteriores de Carlos Álvarez, Iván Romero y Koyalipou.


La negatividad se instaló en la grada del estadio del Girona, con algunos cánticos contra la directiva. Ambos conjuntos, rivales directos por la permanencia, separan sus caminos: el Girona se queda como colista de la Liga, con cuatro derrotas y un empate, además de ser el equipo más goleado; el Levante, en cambio, respira y confía en que este triunfo —el primero del curso— sea el punto de partida para despegar. La caída libre del cuadro catalán podría continuar: visitará San Mamés entre semana y recibirá al Espanyol el fin de semana.
Míchel había pedido antes del partido un juego y equipo más ofensivos, y apostó por el mismo once que en Balaídos. De inicio, sus futbolistas parecieron responderle con un par de combinaciones que desembocaron en llegadas al área. Sin embargo, con el paso de los minutos el duelo se inclinó hacia el Levante. El Girona apenas generaba peligro, perdido en centros sin destino y falto de contundencia, lo que desesperaba a Míchel en la banda, haciendo aspavientos, nervioso. El conjunto local se mostraba espeso, mientras los granotas imponían su plan en un partido sin ocasiones, pero con mucha tensión.
La situación terminó de torcerse con la expulsión de Witsel a la media hora del inicio del partido tras la segunda amarilla por llegar tarde a un balón dividido. Con uno menos, el destino del Girona parecía escrito: sin fluidez, entregaba el mando al rival. El Levante ya había avisado, rondando el área de Gazzaniga frente a un Girona cada vez más replegado. Hasta que Etta Eyong, que cayó de pie en el Levante este verano, culminó la amenaza con un cabezazo cruzado impecable tras un centro desde la derecha de Tojlan. El remate superó a Gazzaniga y puso en ventaja a los visitantes.
Míchel trató de recomponer a su equipo tras el descanso, introduciendo una defensa de tres centrales y dos carrileros para cambiar la dinámica. Pero todo fue a peor. Nada más reanudarse el juego, Vitor Reis levantó la pierna para intentar despejar un balón y, al bajarla, golpeó con un pisotón el muslo de Carlos Álvarez. “¿Lo toca?”, parecía leerse en los labios de Míchel, incrédulo, mientras pedía explicaciones en su banquillo. Lo tocó, y el árbitro expulsó al central.
La desgracia se acentuó segundos después, en la misma acción: la falta la lanzó el propio Carlos Álvarez desde la frontal, la barrera se abrió y el balón se coló en la portería de Gazzaniga para firmar el segundo tanto del Levante.
Las caras largas se extendieron por el banquillo del Girona y por las gradas de Montilivi. El equipo de Míchel apenas pudo resistir los embates de un Levante que, ante la pasividad de la defensa local, todavía encontró el tiempo de marcar un tercer gol de Iván Romero y un cuarto de Koyalipou. “Directiva dimisión”, gritó la grada, con buena parte de la afición abandonando el estadio. “Son 15 minutos de sufrimiento, pero hay que sufrir juntos”, reclamó Míchel a los suyos. El clima de frustración y los malos resultados han hundido al Girona hasta el último puesto de la Liga: 15 goles encajados, apenas dos a favor y solo un punto de 15 posibles.
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