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El juego infinito
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Maradona y Madrid, lenguas fuera

Cuando Diego sacaba la lengua, era imparable; exactamente lo que necesitará el club blanco

Diego Armando Maradona, con la lengua fuera en una acción ante Corea del Sur, en el Mundial 1986.
Jorge Valdano

Es un recuerdo común. En el primer día de clase el propósito es el de ser responsables hasta acercarnos a la perfección. Incluso sacamos la lengua para extremar la concentración. La prueba de ello son las primeras páginas de los cuadernos: impecables. Luego llegan los tachones porque somos como somos.

En el primer partido de la temporada también el Real Madrid exageró la responsabilidad: entregó el balón al pie y corrió con ánimo gregario. Jugaron sacando la lengua, pero para ponerle acento a las obligaciones antes que a las posibilidades creativas que tiene el equipo. Jugaron a no equivocarse. Jugaron para cumplir con el entrenador. Pensando en esto, recordé a Maradona en el Mundial 86, cuando sacaba la lengua, pero para hacer obras de arte. Hay una historia detrás.

El Zurdo López había sido entrenador de Diego en sus comienzos en Argentinos Juniors y, como trabajaba en México, venía con frecuencia a visitarnos durante el Mundial 86. La relación con Maradona le permitía libre paso en aquella concentración de rigidez militar. Antes de comenzar el campeonato, Fernando Signorini, la mejor influencia que tuvo nunca Maradona, provocó una reunión entre el Zurdo López y Diego. Fernando le había oído decir al Zurdo que, cuando Diego sacaba la lengua, era imparable. Como saben los Maradonólogos, uno de los gestos icónicos de Diego era sacar la lengua en medio de una acción futbolística. Gesto que también caracterizaba a Michael Jordan cuando volaba en alguno de sus apoteósicos saltos. Antes de que el Zurdo entrara a hablar con Diego, Signorini le dio una consigna: “No se olvide de recordarle que, cuando reciba la pelota, saque la lengua”. Todos sabemos que fue en aquel Mundial cuando Diego sacó la lengua más y mejor que nunca, una antena nerviosa del cuerpo que conectaba su instinto con el balón.

Tiempo después, el doctor Antonio Dal Monte, jefe del Instituto de la Ciencia del Deporte de Italia y sabio que estudió a fondo las capacidades de Diego, dijo que la lengua afuera, junto a su extraordinaria capacidad neuromuscular y su bajo centro de gravedad, favorecía su equilibrio corporal. Conviene recordar que el equilibrio de Diego desafiaba la fuerza de la gravedad y los principios de la física.

Lo cierto es que la ciencia del movimiento ha documentado fenómenos parecidos sin necesidad de entrar a un estadio. Muchos niños y también mayores sacan la lengua al realizar tareas motoras (dibujar, atarse los cordones, enhebrar una aguja), como si el cuerpo usara ese recurso extra para enfocar el sistema nervioso hacia una concentración superior. Hay estudios que hablan de una conexión entre la motricidad facial y la precisión de los gestos. Ya apunté que yo mismo me recuerdo con la lengua afuera en el primer día de clase. Lástima no haberla sacado mientras jugaba al fútbol. A lo mejor me hubiera convertido en Maradona.

Delirios aparte, aquella opinión del profesor Dal Monte me quedó bailando como una vinculación de lo neurológico con lo biomecánico que estaba en la base de la capacidad de Diego para pensar, decidir y ejecutar como si las tres cosas fueran una sola. Su sistema nervioso y su musculatura estaban entrenados para funcionar al unísono. ¿Puede un adulto conservar esa conexión? Me inclino a pensar que sí. La libertad creativa de un niño y el instinto animal que caracterizaban a Maradona, quizás sean explicadas por aquella lengua que activaba sensores extraordinarios. Una manera de intensificar la conexión entre el cerebro y el cuerpo para hacer de cada jugada una obra inolvidable.

Exactamente lo que necesitará el Madrid para que la lengua afuera, además de servir a la necesaria responsabilidad, ayude a liberar el instinto de los mejores. Soltarse para que las obligaciones no opaquen la inspiración.

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Sobre la firma

Jorge Valdano
Jorge Valdano es columnista de EL PAÍS y comentarista de Mediapro para Movistar. Exjugador de fútbol, campeón del mundo con Argentina en 1986, también fue entrenador. Ocupó la dirección deportiva y la dirección general del Real Madrid en dos etapas en el club blanco, donde fue además futbolista y técnico. Ha escrito varios libros.
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