Ir al contenido
_
_
_
_
FC BARCELONA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El riesgo de desquiciar a Flick

Ter Stegen ha encontrado en el despecho de los rectores del Barcelona el ánimo necesario para alimentar su causa

Ter Stegen
Ramon Besa

Una decisión deportiva más que razonable se ha convertido en un contencioso institucional muy feo por la soberbia de un portero que hasta ayer había sido también capitán y por la mala praxis de una directiva acostumbrada a vivir permanentemente en conflicto y acostumbrada a las situaciones límite como es la del Barcelona. El equipo necesitaba un portero por los goles encajados la pasada temporada (72) y por las lesiones de Ter Stegen (cinco en los últimos cinco años) que en enero ya obligaron precisamente a contratar a un jubilado como Szczesny. El fichaje de Joan García se presentó como una solución estupenda a nivel deportivo y económico (la cláusula de rescisión era de 25 millones) porque había sido el mejor arquero de la Liga con el Espanyol.

El proceso habría sido impecable si el club hubiera inscrito a Joan García sin utilizar a Ter Stegen, de manera que el alemán ya avisaría cuando se sintiera repuesto de su última operación, igual que fue capaz de anunciar su tiempo de recuperación antes de pasar por el quirófano sin contar con los servicios médicos, y entonces sería el entrenador el que decidiría sobre su alineación o convocatoria como miembro de la plantilla del Barça. El problema es que el club no cumple con las normas del fair play financiero y Ter Stegen ya sabe desde hace días que Flick apuesta como titular por Joan García de la misma manera que en abril dio continuidad a Szczesny cuando el capitán informó de que estaba curado de su penúltima dolencia y quería ser titular ante el Inter.

A sus 33 años, Ter Stegen no solo no se rinde, sino que ha encontrado en el despecho de los rectores azulgrana el ánimo necesario para alimentar una causa que inició con unas sorprendentes molestias lumbares el día que el equipo empezó la pretemporada —su baja no estaba prevista cuando se fichó a Joan García—, prosiguió en un quirófano de Burdeos y continúa en Barcelona después de no dar su consentimiento al parte que el club necesita remitir al tribunal médico de LaLiga. La firma del portero es imprescindible para que se pueda evaluar el tiempo de baja y utilizar parte de su salario para dar de alta a Joan García. Ter Stegen, sin embargo, no quiere ser la palanca del exportero del Espanyol y pretende cumplir un contrato que expira en 2028.

No hay manera de que la directiva de Laporta se corrija, y en cada mercado de fichajes se entrega a un serial de difícil seguimiento y comprensión —por más que al final sea celebrado como un éxito—, un proceder muy manido y que limita la política deportiva propia al tiempo que despierta las sospechas de los clubes, como ya se vio con Dani Olmo y Nico Williams. El asunto se ha vuelto en su contra desde el propio Barça con Ter Stegen. El portero, que cobra más de 20 millones brutos, ha sido invitado a negociar su salida de mala manera, con informaciones muy interesadas y con la renovación de Szczesny hasta 2027, hasta el punto de que está más expuesto que nunca a la ira del Camp Nou.

Ter Stegen ha decidido jugar con su baja mientras Laporta busca pretextos para su despido con un expediente que evoca los tiempos felizmente olvidados en el Barça. Un pulso entre Laporta y Ter Stegen no le conviene para nada al club y mucho menos al equipo, que el domingo se presenta en el Trofeo Joan Gamper. La jornada incluye también la presentación de la plantilla y un discurso del capitán dirigido a los seguidores del Barça. Hubiera sido sorprendente que el portavoz fuera Ter Stegen. Así que el club optó por retirar el brazalete “temporalmente” al alemán y dar el micrófono a Araujo. La decisión exime de momento a la plantilla de tener que intervenir en el pleito hasta que no se resuelva el expediente incoado y en cambio implica a Deco y a Flick.

Muchos barcelonistas están de uñas con Ter Stegen, se han acostumbrado ya a la manera de mandar de Laporta y saben que la figura más creíble y de consenso es Flick. El riesgo es que acaben por desquiciar a un entrenador cuyo método no tiene nada que ver con el de la junta ni con el de un portero que nunca admitió competencia y hoy se representa más a sí mismo que a sus compañeros, último símbolo de la Champions ganada hace diez años en Berlín. El currículum del meta invitaba en cualquier caso a buscar una salida pactada y no a iniciar una campaña de desprestigio como la denunciada por el propio Ter Stegen.

Imposible prever cómo se resolverá un conflicto que se podría acabar con la inscripción de Joan García. Ninguno parece tener prisa para el arreglo, ni siquiera Laporta, acostumbrado a vivir al día, sobre la marcha, a gusto con las decisiones coyunturales, esclavo de sus propios retos, dispuesto a convertir en éxito una mala rutina: si Joan García debuta en Mallorca será una heroicidad y si tiene que jugar Peña la culpa la tendrá Ter Stegen. Una vez resuelto el problema de la capitanía para el Gamper —el problema es para Araujo— queda una semana para solucionar el de la portería en el inicio de la Liga.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_