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Siempre Robando
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Vinicius hizo más grande a Guti

La obra maestra del 14 en Riazor sigue siendo intocable y resiste todas las comparaciones. Él tenía todas las opciones, e inventó una superior

Vinicius Junior (izquierda) ante Kouakou Gadou en el partido del Mundial de Clubes entre Real Madrid y Salzburgo.
Manuel Jabois

Se sabe de la grandeza de una obra de arte cuando, muchos años después, algo parecido hace que vuelva a estar en boca de todos. Ocurrió con el Madrid en Filadelfia bajo la lluvia, en cuanto Vinicius secó el balón dejándolo a sus espaldas para que Valverde rematase a puerta. Una palabra recorrió los móviles encendidos: “Guti”. Guti en Riazor, también bajo la lluvia, con Benzema en lugar de Valverde. Pero la obra del 14 sigue siendo intocable y resiste todas las comparaciones. Guti tenía al portero del Dépor enfrente, listo para regatearlo, cruzarle la pelota o salvarlo con una picadita: las opciones de Guti eran las propias de un mano a mano, y se sacó de las piernas la genialidad con la que nadie contaba, y de paso dejó la portería vacía a Benzema. O sea, era la mejor opción, y la que nadie había pensado. Sólo el que tenía el balón.

Lo entrevisté hace nueve años en Valdebebas, cuando Guti estaba en su mejor momento como entrenador y sonaba para cosas (su equipo juvenil del Madrid no se parecía a él: “Hay que correr. De Capello he tomado los conceptos defensivos que aplico en mi equipo: la solidaridad, el orden”). “Yo levantaba la cabeza antes de tener el balón. Ya sabía dónde estaba todo el mundo antes de que la pelota llegase”, dijo. “Cuando iba a recibir sabía qué pase iba a dar. Por eso decidía tan rápido. Y por eso a veces pedía la bola con urgencia: porque estaba viendo el hueco y el hueco podía desaparecer en cualquier momento. Con el balón no puedes pensar, hay que hacerlo antes”. Y, en otro orden de cosas, confesó problemas con sus vecinos porque llenó la casa de gallinas para comerse, como el marqués de Leguineche, unos “huevos riquísimos”. Eso sí, tuvo que prescindir del gallo: despertaba a todo el barrio.

Vinicius (y Benzema antes, taconazo para Casemiro contra el Espanyol) se alejaba en la jugada de la portería con un rival pegado: había pocas opciones más que las de pisar la pelota, plantarla delante de Valverde y que el uruguayo marcase. Vinicius fue hábil y rápido, pero no fue genio. Tanto él como Benzema tenían pocas opciones mejores que la de dejar el balón atrás. Guti, sin embargo, tenía muchas opciones y se inventó una nueva y superior al resto.

Guti no dejó la huella en las vitrinas del Madrid que dejó Benzema, cuya genialidad era menos escandalosa y más regular, si bien también le acompañaron acusaciones de apatía (cómo se puede acusar a alguien de apatía, con lo que eso distrae a los rivales). Y seguramente, si nada se tuerce, la pegada de Vini será mayor y más constante en el Madrid que la de Guti. Pero Guti, la anarquía desesperante de Guti, la caprichosa calidad de Guti que aparecía cuando a Guti le daba la gana si estaba de buen humor, ha dejado en el madridismo el recuerdo del polvo del ala de la mariposa, la cosa diferente y única que hace volar. Lo dijo Hemingway de Fitzgerald en un pasaje bellísimo de París era una fiesta y pudo decirlo de Guti en No hay fiesta sin Guti. “Su talento era tan natural como el dibujo que forma el polvillo en un ala de mariposa. Hubo un tiempo en que él no se entendía a sí mismo como no se entiende la mariposa, y no se daba cuenta cuando su talento estaba magullado o estropeado. Más tarde tomó conciencia de sus vulneradas alas y de cómo estaban hechas, y aprendió a pensar pero no supo ya volar, porque había perdido el amor al vuelo y no sabía hacer más que recordar los tiempos en que volaba sin esfuerzo”.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.
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