Ir al contenido
_
_
_
_

Tadej Pogacar, solo en las estrellas del universo ciclista

La comparación con los más grandes de la historia, con Merckx o Coppi, es inútil: a los 27 años, el esloveno, como los genios, ya ha patentado su método, un estilo ganador único

Tadej Pogacar
Carlos Arribas

“Estoy en la Luna”, dice Tadej Pogacar cubriendo su arcoíris del maillot de campeón del mundo con las estrellas y los azules de campeón de Europa, y dan ganas de decirle, no, no estás en la luna, estás más allá, en las estrellas, y entre ellas erra, nómada solitario, pues nadie puede acompañarte, ya sea en el corazón de las tinieblas africanas de Ruanda que iluminas con tu relámpago, ya en las pequeñoburguesas orillas del Ródano en las apacibles fincas del Ardèche. Desde la tierra todos te alaban y te maldicen, y bendicen tu nombre y allá por donde te lleva tu Colnago ligera, casi alada, siempre solo, siempre delante de todos. Y todos se quedan pegados a la tierra, hasta Remco Evenepoel, que si no existiera Pogacar sería mejor que todos los demás, rodador único, nacido para la bicicleta con la que se une en un solo organismo, hecho de tubos de carbono, tornillos de titanio, músculos, huesos, ligamentos. Y un solo motor, el corazón.

Y este Evenepoel, desde tan joven, desde los 18 años, tan bueno, tan único, palidece ante el esloveno de 27 años que ha convertido la locura en su razón. Es su método, patente made in Pogacar, ya no son un capricho de quien solo teme no ganar, ni la respuesta a un instinto acelerado. Ataques a más de 100 kilómetros de la llegada en los dos últimos Mundiales, y los últimos 60-70 kilómetros tan solo, como en los 81,1 kilómetros de las Strade Bianche de 2024, su récord, o los 76 del último domingo junto al Ródano para ganar su primer título europeo en un recorrido tan duro que solo lo culminan 17 corredores de los casi 100 que partieron, y Pogacar lo cierra a 40 por hora de media. Ese territorio de razón y desmesura es la luna de Pogacar, o las estrellas. Allí, Pogacar, llegado de la exótica Eslovenia para conquistar a todos, devuelve al ciclismo su espíritu primigenio: el más fuerte ataca, se despega de todos y gana.

Como los grandes de la pintura, los que se pueden contar con los dedos de una mano, las obras de Pogacar son inconfundibles, ha creado su estilo. Se puede comparar el palmarés o el número de victorias, o las circunstancias que forjaron la carrera de cada uno.

Se puede poner por delante el porcentaje de victorias sobre días de competición, y qué nivel de competición los dos últimos años, y de victorias –dos Tours, un Giro, dos Mundiales, dos Liejas, dos Lombardías, un Flandes…-, que en 2024 fue del 44% y en 2025 será del 40%. Nadie, ni Merckx, que disputaba temporadas con el doble de días de competición, se acercó a ese nivel: en las siete mejores temporadas de su carrera, de 1968 a 1974, compitió 919 días (375 Pogacar en sus siete años de carrera) y logró 215 victorias, un porcentaje del 23% (106 Pogacar, 39,2%). Se puede decir que son inalcanzables las 280 victorias de profesional en carreras internacionales del caníbal belga, cinco Tours, cinco Giros, una Vuelta, tres Mundiales, todos los Monumentos varias veces, y todas las clásicas salvo la París-Tours, y 187 triunfos ya a los 27 años, frente a los 106 que suma el esloveno; se puede disertar sobre la imposibilidad de compararlo con Fausto Coppi, el dios italiano al que la guerra partió pero no rompió, y este sábado, en Lombardía, dicen que Pogacar puede superar su récord de cuatro victorias consecutivas en el Monumento de las hojas caídas, seis horas del lago de Como a Bérgamo. Pero ya no se puede decir que ha hecho una obra maestra al estilo Merckx o Coppi o Anquetil… Las hace al estilo Pogacar, y frente al pelotón más denso, de más nivel de la historia, el más profesionalizado, habitado por los grandes avances de la nutrición, la ciencia del entrenamiento, la tecnología.

¿Es el más grande de la historia? Quizás. Tampoco importa. ¿Es más grande Picasso que Velázquez?

Un carrusel de desafiantes que no cesa de crecer. Pequeños Pogacar que recuerdan que el esloveno, como Evenepoel, ya fue grande entre los más grandes a los 20 años, y Vuelta y Mundial a los 22, y que como Juan Ayuso (podio en la Vuelta a los 19) pelean para llegar a la luna y las estrellas del esloveno para aliviar su soledad inevitable y deseada. El último que ha llenado las pantallas es el francés Paul (en su casa, en Lyon, de ancestros portugueses, le dicen Paulo) Seixas, un tallo de 1,85m y solo 61 kilos, y que a los 19 años aún, y un mes después de ganar el Tour del Porvenir, quema las etapas y termina en el podio del Europeo tras Pogacar y Evenepoel y tras desesperar a Ayuso, que se impacienta y acaba sexto. Seixas, cuentan, se sabe tan bien la lista de los grandes portugueses, Agostinho, Rui Costa, Almeida… como que un francés no gana el Tour desde que Bernard Hinault lo hiciera hace 40 años, y es tan impaciente como todos los jóvenes, y desafiante. En enero se fue al col de Rates, allí donde Ayuso peleó al segundo con Pogacar para fijar el mejor tiempo en la subida, y logró la quinta mejor marca. El Decathlon, su equipo, ya ha afirmado que sobre sus espaldas se desarrollará todo el proyecto del Tour los próximos años, y los viejos sabios del ciclismo, los que aún, en estos tiempos tan juveniles, creen en la paciencia, le dicen que cuidado, que pasito a pasito. Pero después todos miran a Pogacar, y toda la paciencia vuela por los aires. Las estrellas están ahí.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_