Ir al contenido
_
_
_
_

Nino Schurter, diez veces campeón del mundo de mountain bike: se retira el ciclista que revolucionó la industria del BTT

El suizo, que corrió su última prueba el pasado fin de semana, llevó la disciplina a la modernidad participando en todos los grandes avances tecnológicos de las bicis de montaña desde 2009

Nino Schurter retirada
Óscar Gogorza

No hay recta de llegada en el circuito suizo de Lenzerheide, sino una amplia curva en cuyo exterior nace una ladera de hierba que hace las veces de graderío natural. El domingo, la plaza estaba exageradamente saturada de un público emocionado y ávido de contemplar las últimas pedaladas de Nino Schurter, sin discusión el especialista de mountain bike (en la categoría XCO) más grande que ha existido. Se despide el suizo y se lleva casi 17 años de evolución y explosión de la bici de montaña, amén de diez títulos mundiales, nueve generales de la Copa del Mundo de la especialidad con 36 victorias, un oro olímpico en Río, una plata en Londres y un bronce en Pekín. Fue precisamente en los Juegos de 2008 cuando Schurter se asomó, con 22 años, entre la élite de la modalidad. Un año después, vestiría su primer maillot arcoíris. En 2022, ganó su último mundial, con 36 años.

A veces, visita a su madre pilotando su propio helicóptero, posándolo sobre un prado a escasos metros de la casa donde creció, entre montañas, vacas, ovejas o perros. Quiso ser veterinario para no separarse de los animales con los que creció, pero acabó rindiéndose ante las montañas: era mucho más divertido recorrer sus senderos estrechos sobre una bici.

La historia reciente del mountain bike puede hilarse a través de su leyenda, o analizando sus bicis, desde la Scott que manejaba en 2008 a la Scott con la que el domingo, pese a dar la última vuelta festejando su adiós, acabó entre los 20 mejores. La evolución de la industria del BTT no solo ha condicionado la forma de competir, alterado los circuitos para que sean más técnicos y espectaculares, sino que se ha acercado mucho a la dinámica de MotoGP, con una carrera corta los sábados y una larga los domingos aunque con títulos mundiales diferenciados. Nadie querría hoy montar la bici de Schurter de 2008, quizá porque parece propia de otra disciplina si se la compara con la que llevó en su despedida. Hace 17 años, las ruedas de su bici eran de 26 pulgadas, llevaba doble plato, carecía de amortiguador central o de tija telescópica y no había rastro de electrónica entre sus componentes, solo por citar las diferencias más obvias.

Hoy, las ruedas son de 29 pulgadas, el monoplato no se discute, como tampoco la suspensión doble, pero destaca sobremanera la irrupción de la electrónica: no son solo los cambios inalámbricos de Sram y desde hace poco de Shimano sino, también, la suspensión inteligente. Tanto Schurter, como varios rivales equipados por RockShox (y Sram) lucen un sistema de suspensión automático que ajusta de forma electrónica la compresión de la horquilla y del amortiguador trasero según el terreno, la potencia desarrollada por el ciclista y otros datos recopilados por diferentes sensores. Con esto, el piloto se sacude distracciones como tener que cambiar manualmente la suspensión y gana en comodidad y eficiencia. Bicis que parecen motos, aunque el motor lo pone el ciclista. Schurter siempre quiso más de su bici y entendió que la naturaleza de las carreras exigía excelencia física, técnica y un equipamiento a la altura: en 2018 fue el primero en montar un cambio electrónico en una cita de la Copa del Mundo, en la carrera corta, pero éste falló 50 metros después de tomar la salida.

Dos días después, con el mismo cambio reparado, se impuso en la prueba de distancia olímpica: siempre que probaba algo nuevo en carrera, ganaba. A veces, tenía que dejarse media vida para imponerse a Julien Absalon: para vencerle tuvo que mejorar como escalador mientras que el francés tuvo que aprender a ser más veloz en los descensos. La verdadera dictadura de Schurter arrancó cuando Absalon se retiró y los circuitos se acortaron, perdieron metros de desnivel positivo y ganaron en tramos técnicos. Fue el primero en abrazar los nuevos tiempos, en empujar una disciplina en parte gobernada por la industria y la televisión hasta una velocidad superior: de su mano, el mountain bike ganó en rapidez y estética. La llegada inopinada de dos estrellas multidisciplinares como Mathieu Van der Poel o Tom Pidcock nunca molestó a Schurter: todos tuvieron que mejorar su físico, su técnica y su estrategia para defenderse. En definitiva, ganaba la bici de montaña.

Schurter no explotó a los 18 años, como ocurre ahora con los ciclistas de carretera. Su descubridor, Thomas Frischknecht (campeón del mundo de btt en 1996), creó un equipo de desarrollo al poco de conocer al joven talento y ha seguido a su lado hasta este fin de semana. Paso a paso. A Juicio de Frischknecht, Schurter siempre ha ido a más, sin perder jamás la motivación por ganar, atento a anticiparse al futuro. En los juegos de París 2024, su última gran apuesta, perdió la confianza en sí mismo, entendió la diferencia entre saber que puedes y entender, de golpe, que ya no puedes ganar. Decidió dejarlo en 2025, poco a poco. “En los últimos años he visto la necesidad de parecer un ser humano, de desconectar de las carreras, de encontrar un equilibrio entre la sed de victorias y la vida normal”, afirmó recientemente. El mountain bike busca ahora una nueva normalidad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Óscar Gogorza
Periodista especializado en actividades de montaña y escalada, escribe para EL PAÍS desde 1998. Coordina el blog 'El Montañista'. Dirigió la revista' CampoBase' durante una década y es guía de alta montaña UIAGM.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_