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Eurobasket Femenino
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pasión competitiva, herencia aprovechada

Las 12 jugadoras dirigidas por Miguel Méndez están a un paso de volver a ganar un Eurobasket ante Bélgica. No son las más rápidas, ni las más altas, ni tampoco las más atléticas. Pero madre mía, cómo compiten

Eurobasket femenino
Juanma Iturriaga

Se llama Alba Torrens y a sus 35 años y un cuerpo muy castigado conserva la fiereza en su mirada. Se llama Raquel Carrera (23 años) y lo tiene todo, talento, valentía y los necesarios reveses acumulados como para alcanzar la madurez donde otras comienzan el camino. Se llama Andrea Vilaró (32), es una de las líderes espirituales y contagia a la vez jovialidad y ganas de pelea. Se llama Mariona Ortiz, a la que la vida le está recompensado con su primer Eurobasket a sus 33 años. Verle jugar es un placer para todo el que aprecie una mirada inteligente en el juego y en la vida. Se llama Awa Fam (19) y está acercando el futuro al presente a grandes zancadas. Su físico es de esos que envidiábamos al verlos en equipos rivales, sus habilidades técnicas invitan a soñar a lo grande y estas dos semanas de Europeo le están sirviendo como un máster para gran estrella.

Se llama Helena Pueyo (24), discreta y en apariencia tímida hasta que sale a la cancha y despliega un enorme talento en las dos partes de la pista. Se llama Aina Ayuso (25) y alcanzar la selección le ha costado lo suyo. Vertical y valerosa, no conoce el miedo ni la duda y siendo novel, se maneja como una veterana en mil batallas. Se llama Iyana Martín (19), es la gran esperanza blanca, y se ha pasado el torneo en un hospital. No ha podido dejarnos boquiabiertos como acostumbra, pero se ha convertido en un elemento emocional de enorme importancia. Se llama Elena Buenavida (21) y sin el cartel mediático de Iyana, comparte con ella su extrema juventud, astucia y descaro por toneladas. Se llaman Paula Ginzo (27), María Araújo (27) e Irati Etxarri (26) y forman ese necesario eslabón entre las más jóvenes y a las que les duelen las articulaciones por las mañanas.

Estas son las 12 jugadoras que perfectamente dirigidas por Miguel Méndez están a un paso de volver a ganar un Eurobasket ante la Bélgica de la maravillosa Emma Meesseman. No son las más rápidas, ni las más altas, ni tampoco las más atléticas. Pero madre mía, cómo compiten.

Para explicar este nuevo gran éxito hace falta abrir el foco. Porque lo que estamos viendo en este torneo está siendo el resultado de un difícil proceso al que se enfrentan los equipos cuando, pasadas épocas gloriosas, tienen que emprender una renovación a la sombra de lo logrado anteriormente. La selección española femenina de baloncesto vivió en la década de los diez una sucesión casi ininterrumpida de hazañas. Medallas de todo tipo y competición, partidos históricos, maravillosas jugadoras como Laia Palau, Marta Xargay, Laura Nicholls, Sancho Lyttle, Astou Ndour, Anna Cruz o Silva Domínguez. La llegada de los años veinte cortó abruptamente la racha. El séptimo puesto en el Eurobasket 2021 fue muy doloroso pues nos mandó al dique seco sin Mundial. Los Juegos de Tokio fueron todo menos sanadores, con el trauma que supuso el cese de Lucas Mondelo y las declaraciones de Xargay y Cruz que evidenciaron que hasta en las mejores familias pasan cosas…

Poco a poco fueron paulatinamente desapareciendo de las listas jugadoras de referencia, abriendo la puerta a jóvenes talentos que destacaban en torneos de formación, encabezados por Raquel Carrera. España volvió al pódium europeo en 2023, pero el quinto puesto en París 24 demostró que todavía faltaba un empujón que completase definitivamente el colectivo. Era la hora de gente como Iyana Martín, Awa Fam y Elena Buenavida. Su irrupción ha sido tan conveniente como ruidosa.

Y aquí estamos, a la espera de toda una final, viviendo un ilusionante presente y entendiendo que hay muchas señas de identidad que vienen de lejos. Una herencia que lleva a recordar y reconocer a compañeras de épocas anteriores por el impagable legado dejado. Ese que les ha enseñado de primera mano las claves individuales y colectivas que convierten a un grupo en un auténtico equipo, empezando por la pasión competitiva. Todo esto viene de lejos y la mejor noticia es que la correa transmisora que nos puede llevar desde Amaya Valdemoro o Laia Palau hasta Raquel Carrera o Iyana Martín sigue en perfecto estado.

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Sobre la firma

Juanma Iturriaga
Columnista en EL PAÍS desde 1985. Exjugador profesional de baloncesto. Medalla de plata olímpica en Los Ángeles 84. Conferenciante, articulista, presentador y colaborador en diversos medios de prensa, radio y televisión.
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