Una España colosal bate a Francia en el Eurobasket y luchará por el oro

Puede que no sean las más fuertes, ni las más altas, o que no sean una colección de estrellas, pero nadie compite como España, nadie representa mejor la palabra equipo que esta selección femenina de baloncesto que este viernes batió en El Pireo a Francia, subcampeona olímpica, en las semifinales del Eurobasket y este domingo (19.30, La2) luchará por el oro contra Bélgica, vencedor ante Italia (64-66). Cambian las generaciones, pero no el adn, ese que se transmite de veteranas a jóvenes, de Alba Torrens, fundamental por un liderazgo alimentado con 12 puntos y siete asistencias, a Awa Fam, la pívot de 19 años recién cumplidos que emergió con 21 puntos y nueve rebotes y dejó bien claro que el futuro ya está aquí.

La selección ha madurado el recambio sin pausa y mientras avanzaba con firmeza en este campeonato. Las bajas por lesión antes del torneo de tres pilares como María Conde, Maite Cazorla y Megan Gustafson, base junto a Raquel Carrera del grupo que tiene como gran meta los Juegos de 2028, obligaron a las más jóvenes a adquirir un papel protagonista sin demasiado rodaje ni colchón. El mando silencioso de Alba Torrens y el carácter competitivo del grupo han permitido progresar hasta la lucha por el oro después de ser plata europea en 2023 precisamente ante Bélgica. España es interminable.

Frente a la defensa francesa, la muñeca de Alba Torrens. La eterna capitana comandó en los dos tableros esos primeros minutos de tanteo en los que las galas exprimieron su capacidad atlética para sacar ventaja del uno contra uno. También al otro lado de la pista ahogaban a las jugadoras de Méndez para obligarlas a estirar las posesiones. Francia amenazaba con la movilidad de Ayayi y la fortaleza de Rupert, y España respondía a las pívots con su pareja interior, Araújo y Fam. La joven del Valencia Basket está cursando un máster acelerado por la abundante presencia en la pista y por la magnitud de sus oponentes. La selección española igualó la energía de su rival para robar y correr, y para compensar así su inferioridad en el rebote en un primer cuarto de poder a poder (18-18).

Francia mordía por dentro y por fuera intercambiando los papeles de sus figuras. Las exteriores exhibían piernas para acelerar en las penetraciones; las mujeres interiores pisaban el perímetro y afilaban la muñeca. Carrera tenía trabajo extra. Su exhibición en los cuartos frente a la República Checa (31 puntos y ocho rebotes) convirtió a la pívot en un objetivo muy vigilado en estas semifinales. Cada vez que recibía el balón, se encontraba esposada por cuatro manos, de modo que también tuvo que salir de la cueva y probar suerte a distancia. Suyo fue el primer triple de España en el partido cuando se habían jugado ya 14 minutos. No fluía el ataque español tanto como en otras citas por el cuerpeo constante de las jugadoras francesas. Méndez pedía frenar las pérdidas y una vuelta de tuerca más en el uno contra uno. Eran momentos en los que Francia jugaba a otra velocidad gracias a su facilidad para recuperar el balón y salir pitando. España debía amasar mucho la pelota hasta que encontraba una rendija a base de paciencia. Awa Fam mantenía el aliento en su batalla ante Rupert y el grupo español alcanzó el descanso aún con los puños en alto (38-31).

El acelerador pisado a fondo. Francia no levantaba el pie ni un segundo y el encuentro se encaminaba a un ejercicio de supervivencia. En esas trincheras sabe manejarse Alba Torrens por tantas batallas acumuladas y Raquel Carrera por el brío y hambre de su juventud. España resistía de pie sin dejar que las distancias se abrieran demasiado. La defensa carburaba mientras Francia sufría malos porcentajes en los triples y una desconexión de cuatro minutos sin anotar. La selección sujetaba al equipo más anotador del campeonato y a partir de ese candado fue creciendo hasta dar la vuelta al resultado con un bingo lejano de Pueyo y un robo de Torrens (46-49). Solo ocho puntos anotó Francia en ese tercer cuarto. España es su defensa, un sello gremial.

La selección había superado el examen que para esta generación suponía el choque de cuartos. Francia, y en unas semifinales, era un escollo mayor. Pero es difícil rendir a estas mujeres cuando asoma la gloria. Ante las estrellas francesas, España era un conjunto de acero en el que cada pieza cumplía su función. Ni una canasta sencilla permitida en la protección de su tablero. Y todas al servicio de todas cuando se trataba de sumar en ataque. Acorralada, Francia buscó a sus figuras y choque volvió a jugarse en una baldosa por la dificultad en cazar cada canasta. El final era agónico. Fam demostró que ha heredado el espíritu de las campeonas. Torrens se agrandó con un tapón y dos tiros libres, y Rupert erró otro a falta de ocho décimas para forzar la prórroga. España acababa de alumbrar su futuro.