

1 | 2 | 3 | 4 | T | |
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RMA | 19 | 16 | 29 | 25 | 89 |
VAL | 15 | 17 | 28 | 15 | 75 |
El Madrid da una lección al Valencia
La defensa y su capacidad para adaptarse al rumbo que tomó el primer partido de la final le permiten tomar ventaja


El Real Madrid sigue siendo intocable en el WiZink Center. Nadie, en la Liga ACB, gana aquí desde hace más de un año. Tampoco lo hizo el Valencia Basket, la gran sensación de esta temporada por su estilo alegre, que se estampó contra una gran defensa blanca y un juego mucho más coral de los de Chus Mateo, que se adelantan en la final después del primer partido (89-75)
La clave estuvo en la defensa del Madrid, que desarmó el habitual torrente de puntos del grupo de Pedro Martínez. En realidad, los dos entrenadores, después de días de scouting, llegaron al estreno de la final con soluciones para aplicar ante las estrellas rivales. Chus Mateo fue más ágil durante el partido y supo encontrar una alternativa para imponerse sin el protagonismo habitual de referentes suyos como Facu Campazzo o Mario Hezonja. Feliz, Llull —ya es el jugador con más finales de la ACB, con 14— o Bruno Fernando solucionaron el ataque del Real Madrid.
El Valencia, sin los puntos y el toque mágico de Jean Montero, dejó de ser un problema. Solo Brancou Badio anotó con facilidad. El resto sufrió durante muchos minutos frente a un rival que ofrece pocas fisuras en su aro.
El Real Madrid, muy aplicado en defensa, amargándole la noche a Jean Montero (uno de nueve en tiros de campo), su guía, impedía al Valencia Basket hacer su juego. El equipo blanco mostraba más recursos en su cancha, territorio blindado. Matt Costello sostenía a los taronja desde el la línea de tres en un encuentro inusualmente desacertado de sus pilares.
Las estrellas de los dos equipos apenas brillaban. Llenaron las previas y desertaron en los primeros minutos, minimizados por sus defensores. Campazzo, Hezonja, Montero y Badio sufrían ante las defensas que se encontraron enfrente. El Real Madrid sonreía al ver que su rival se iba al descanso con solo 32 puntos, calderilla para un conjunto acostumbrado a apuntar casi siempre a los cien puntos finales. Pero esta temporada el Valencia ha tenido muchos partidos con algún atasco y de repente, en cuanto encuentra una buena racha en los triples, recorta la desventaja en un suspiro.
No todo eran malas noticias para Pedro Martínez. Reuvers se la ingeniaba para tutear a Tavares (10 puntos y cero rebotes en los dos primeros cuartos) y Ojeleye anulaba a Hezonja, siempre un incordio para sus oponentes. Pero en vista de que los líderes no estaban entonados, el técnico confió en la segunda línea y ahí se echó en falta el descaro que ha exhibido este curso Sergio de Larrea o los triples de Josep Puerto o la aportación de los interiores. En el Madrid, en cambio, la respuesta fue mucho más solidaria.
Aun así, no te puedes fiar de este Valencia, siempre preparado para ajusticiar a sus contrincantes desde la línea de tres. Lo demostró con una buena salida en el tercer cuarto que le sirvió para recuperar el mando (42-48) gracias a Badio, que metió 15 puntos solo en este periodo.
Su virtud, pese a todo, era también su condena. El Valencia era mucho más individualista que el Real Madrid, que tenía por delante varios caminos diferentes para llegar al 1-0. No le importaba ponerse en manos de Andrés Feliz o Sergio Llull. El equipo de Chus Mateo terminó creciéndose. Todo lo contrario que el Valencia. Badio era insuficiente para plantar cara a unos jugadores más inteligentes en la cancha. El equipo taronja no supo adaptarse al partido y terminó hincando la rodilla. La escasa flexibilidad en su estilo es uno de sus puntos débiles y el Real Madrid supo explotarlo.
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