El Real Madrid cierra la histórica temporada del Unicaja Málaga

Solo un gran Real Madrid fue capaz de cerrar la inolvidable temporada del Unicaja Málaga. El conjunto blanco venció en el Carpena en el cuarto partido de las semifinales y a partir de este viernes se jugará el título contra el Valencia Basket al mejor de cinco encuentros y con el factor campo a favor. El equipo de Chus Mateo necesitó la mejor versión de sus estrellas (20 puntos y ocho rebotes de Hezonja, 16 y 12 de Tavares, 12 puntos y 6 asistencias de Campazzo) para doblegar la resistencia del Unicaja y despedir a un conjunto que ha ganado cuatro títulos este curso: Intercontinental, Supercopa, Copa y Champions. La semifinal entre los dos gigantes fue tan apasionante como se espera la final.

El Carpena entró en ebullición. Dos triples de Osetkowski, en la rampa de salida del equipo malagueño y otro de Perry encendieron la caldera. Respondió rápido el Madrid con la muñeca de Abalde y la producción de Hezonja. El conjunto de Ibon Navarro era fiel a su adn, un baloncesto de muchas revoluciones y ataques a toda mecha. Huracán Carter heredó la secuencia del tiro exterior y mordió por dentro cuando el Madrid vigilaba el perímetro (17-9). Y surgió Llull para tomar de la pechera a los blancos y reducir el impacto de las pérdidas (22-16).

Musa, otro que da vueltas a su futuro, dijo presente desde el triple igual que Bruno Fernando para taponar a Perry. Ya no pudo detener el equipo blanco la efervescencia de Sima ni el acierto de Ejim, y el Unicaja cazó un colchón de 10 puntos (31-21) mientras duró el descanso de Hezonja. El croata fue Súper Mario en ataque y defensa. Respondió Osetkowski en un precioso duelo de tiradores (43-39 en el descanso). El Madrid había aguantado el tirón de un Unicaja muy fino desde los tres puntos.

El equipo andaluz es impredecible. Puede herir con unos jugadores o con otros. Los blancos lucen a Tavares, pero por mucho que los rivales conozcan el peligro, otra cosa es detenerlo. El gigante emergió cerca del tablero y el Madrid se aupó por primera vez (51-53). No tardó Balcerowski en machacar el aro ante la antideportiva de Garuba, señal de que el Unicaja no iba a aflojar. Díaz y Kalinoski martillearon por fuera, Ejim sacaba músculo en la zona. El Madrid pujaba con el rebote ofensivo y el veloz Musa (63-61).

El choque se movía ya en una baldosa, sin respiro. El Unicaja llegaba y tiraba a la mínima ocasión, con resultados diversos. Hezonja volvía a ser un ciclón, y a su alrededor picaban Llull y Musa (72-77). El Madrid exhibía recursos ofensivos para herir de maneras diferentes a un equipo precipitado. Tavares fue eliminado con dos minutos y medio por delante y el conjunto malagueño quemó sus últimos cartuchos. El volcán lo apagó Campazzo para mandar al Madrid a la final y tumbar a un heroico Unicaja que cerró una temporada histórica. Lo resumió Ibon Navarro: “Nunca va a haber un grupo humano así. Hay jugadores que se van. Esto no se va a repetir”.