La fórmula de la ‘doctora’ Marta García
La leonesa rebaja el récord de España de 5.000m en diez segundos tras aparcar la medicina para entrenarse en Suiza

Un rato después de aplastar su récord de España de 5.000m, bajo un aguacero, en el estadio Rey Balduino de Bruselas, Marta García (León, 27 años) paseaba por el centro de la ciudad con su representante, Miguel Mostaza, y el resto de españoles que habían competido en el Memorial Van Damme. Mostaza, como es tradición, invitó a un capricho mundano a los atletas y la palentina, aunque nacida en León, se decantó por un gofre con una bola de helado. Un antojo antes de volver a recluirse en St. Moritz (Suiza), donde tiene su base el OAC Europe, su equipo de entrenamiento, donde se está transformando en una fondista que se aproxima a la élite mundial. Unos días en la altitud antes de un corto viaje de vuelta a Zúrich, donde este jueves disputará la final de la Diamond League junto al cántabro Moha Attaoui (800m), el valenciano Quique Llopis (110m vallas) y el burgalés Dani Arce (3.000m obstáculos).
Marta García descubrió su carácter competitivo cuando era una niña y ansiaba ser más rápida que su hermana Bárbara. Luego vinieron otras aficiones, como la música, y su vocación por la medicina. La doctora García se encontró en un cruce de caminos al terminar la carrera: la bata o los clavos. “Justo en 2022 estaba acabando Medicina y me planteaba tímidamente dedicarme a ello. Pero en ese momento la marca deportiva ON me propuso este proyecto y entendí que si ellos apostaban por mí, yo también debía hacerlo. Ellos y mi familia fueron las razones que propiciaron esa posibilidad, aunque me daba mucho miedo apartarme de la medicina y no volver”.
La fondista castellano-leonesa no ha parado de crecer desde entonces siguiendo el plan del alemán Thomas Dreissigacker. Eliminó las horas de estudio, se las añadió al entrenamiento y al descanso. El resultado de esta fórmula ha sido 14m 33,4s, el récord de España de 5.000m solo diez días después de haber bajado por primera vez de los cuatro minutos en los 1.500m. La medallista de bronce en el Europeo de Roma ya está lista para la final de la Diamond League y para el Campeonato del Mundo de Tokio (del 13 al 21 de septiembre).

Todo parece idílico, pero no fue fácil dejar atrás a su familia y a su novio. Además, las concentraciones en St. Moritz, Dullstroom (Sudáfrica) o Castellón. No saber muy bien dónde tiene su hogar. La angustia de vivir desde el extranjero los incendios en León, por ejemplo. “He estado bastante preocupada. Sigo pagando mis impuestos en España y me angustiaba no saber si se estaban utilizando todos los recursos. Es duro estar lejos y no poder hacer nada para tu tierra”.
Marta García explica que este mes, con los grandes objetivos tan próximos, es muy fácil. Lo difícil es el resto del año, la rutina, los días fríos y grises en la montaña. “La motivación te mantiene viva porque es una vida muy sencilla, de monje: entrenar, comer, dormir y poco más. Los precios son prohibitivos y no puedes hacer nada más”. Ha habido momentos duros en los que buscaba la complicidad española con Attaoui, que también entrena en esta cuadra, o la fisioterapeuta Claudia Levoni. Muchos días añoraba a su novio, Borja, con quien lleva desde que eran adolescentes. Él, ingeniero químico y ciclista, daba clases en un colegio. “Le gustaba mucho la enseñanza, pero se nos hizo muy duro estar separados. Me generaba mucho estrés porque además tenía la sensación de que era yo la que abandonaba por estar en el extranjero. Ahora digo que él es el 50% de las cosas que me pasan porque sacrificó todo por mi carrera deportiva y se vino conmigo a apoyarme”.
La pareja ideó el saludo que hace la atleta antes de cada carrera, un corazón con los dedos cruzados que viene desde atrás y acaba entre sus ojos y la cámara que le enfoca. “Quería tener una seña de identidad y, como es un corazón, es una forma de mostrar el agradecimiento a todo el mundo que me apoya. Ahora, a veces, me lo hacen por la calle y es muy guay”.
La ciencia, mientras, quedó de lado, pero no del todo. La atleta está formándose en medicina deportiva porque dice que echa en falta especialistas en fisiología en España. El resto del tiempo lo dedica a recortar la distancia con las mejores del mundo: las africanas y la italiana Nadia Battocletti, doble campeona de Europa y plata olímpica. “Ella está a otro nivel. Sí, es europea y blanca, pero tiene raíces africanas. En Tokio, si no la llevan al límite de los 14 minutos, creo que ganará una medalla. Yo veo a cuatro o cinco atletas imbatibles porque están por debajo de 14m 10s [las kenianas Beatrice Chebet, Agnes Ngetich o Faith Kipyegon, y la etíope Gudaf Tsegay]. A mí esta carrera me ha venido muy bien porque veo que puedo estar más cerca de ellas. Hacía tiempo que quería cerrar ese hueco que me separaba de la élite y creo que lo estoy logrando [en Bruselas mejoró su récord de España en casi 11 segundos]”. Ahora solo falta ver si en Zúrich también puede hacerse con el récord de España de 3.000m, (8m 28,8s) uno de los últimos que le quedan a Marta Domínguez, la atleta palentina que acabó sancionada por dopaje.
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