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Moha Attaoui, el atleta sin límites, se establece en la élite mundial del mediofondo

El mediofondista cántabro, de 23 años, quinto en los Juegos del 24, compite esta noche en la Diamond League de París: “Mi objetivo es mejorar como mínimo dos puestos en el Mundial de Tokio, estar en la pelea por todo”

Moha Attaoui
Carlos Arribas

Es uno de los mejores atletas españoles, y seguramente el más prolijo, el más en forma. Habitual de los mítines de la Diamond, la gran liga del atletismo mundial —hoy, viernes 20, disputará los 800m en la etapa de París (21.15, Movistar)—, Mohamed Attaoui ha logrado establecerse a los 23 años en la élite mundial del mediofondo. Esta temporada ha competido de tú a tú con el campeón olímpico de París, el keniano Emmanuel Wanyonyi, que le derrotó por los pelos en los Bislett Games de Oslo la semana pasada, se muestra regular en tiempos —1m 42s, 1m 43s— que marcan la diferencia entre buenos y muy buenos y se muestra audaz y veloz en carreras mantenidas a ritmos elevados. Su récord de España (1m 42,04s) es la undécima mejor marca de la historia.

“Creo que lo más importante es ser sólido y constante en todas las carreras. Si me veo corriendo siempre en 1.42/43 y estando adelante, eso me motivará más y tendré mucha más confianza”, dice el atleta de Torrelavega, que el próximo fin de semana será uno de los puntales del equipo español en el Campeonato de Europa por selecciones. “Mi objetivo es mejorar como mínimo dos puestos mi quinto lugar en los Juegos de París, estar en la pelea por todo. Y la marca, yo creo que vendrá sola: si tengo que correr en 1.41 para ello lo haré”. Solo 10 atletas han corrido en 1m 41s en la historia de una prueba cuyo récord del mundo es de 1m 40,91s desde que David Rudisha lo batió en Londres 2012.

Attaoui dio el gran salto al profesionalismo hace 20 meses, cuando firmó por el OAC, el equipo de la marca de zapatillas suiza On. Forma parte, como la fondista Marta García, de su grupo europeo y entrena a las órdenes del técnico alemán Thomas Dreissigacker, que está fascinado. “La clave de la consistencia de Moha reside en que está entrenando a un alto nivel y no tiene muchas lesiones. Especialmente su resistencia aeróbica está muy bien, por lo que sus 800m y 1.500m son bastante estables”, dice Dreissigacker, nómada del atletismo como sus atletas, sin domicilio fijo. “Entrenamos mucho en invierno en Sudáfrica y en verano en St. Moritz, en Suiza. Moha también estuvo dos veces en Sierra Nevada entre medias. Y a veces nos quedamos en Castellón, a nivel del mar. Es perfecto”.

En julio pasado, a los ocho meses de entrenar con el alemán, Attaoui logró el récord de España y un mes después logró clasificarse para la final de los Juegos de París, en la que fue quinto, corriendo en 1m 42,94s. “Yo creo que lo más difícil es llegar a estas marcas. Una vez que estás ahí sabes que puedes hacerlo, y, al final, si has entrenado bien y no has tenido lesiones, el creer que puedes es muy importante. Hemos ido aprendiendo qué necesitamos para rendir en cada momento, luego mentalmente cuando crees en lo que has entrenado y corres sin miedo las cosas llegan”, dice el atleta. “Además, he mejorado en táctica de carrera. No se trata solo de correr rápido, sino hacerlo siendo inteligente”.

El año de Attaoui tuvo un momento de crisis en la pista cubierta y en una frustrante participación jamaicana en el fallido Grand Slam de Michael Johnson. “Fue bastante duro el comienzo, sí. La pista cubierta se me complicó mucho y por más que lo intentaba no me salían las cosas y fue frustrante”, reconoce el atleta, que dobló 1.500m y 800m en los campeonatos de España: aunque ganó en 1.500m, fue último en la final de 800m. “Creo que esos momentos son también necesarios para reajustar, fortalecer y también entender que tu cuerpo no puede estar siempre al 100%. Todo eso me sirvió para resetear y centrarme en el verano: lo malo fue clave para lo bueno que viene ahora”.

Llegado junio, todas las piezas del rompecabezas, o casi todas, cayeron en su sitio en la recta final, en la que superó por primera vez al argelino Djamel Sedjati, medallista de bronce en París, y rozó (1m 42,90s) al intocable Wanyonyi (1m 42,78s). “Quizás podría haber derrotado a Wanyonyi, sí. No estoy seguro de si tiene sentido correr más cerca de él, porque no necesitamos la primera vuelta súper rápida. Es mejor para Moha no empezar demasiado rápido”, explica Dreissigacker. “El problema fue que la diferencia ya era demasiado grande a los 500 metros porque los demás dejaron que el keniano se alejara un poco. Pero sí, ese es el estilo de carrera de Moha. Tenemos que llegar con fuerza a los últimos 300 metros”.

¿Y ahora, qué? ¿Hasta dónde?

Attaoui, que llegó como un bombazo a la élite en el Mundial de Budapest, en agosto de 2023, es, sobre todo, ambicioso. “Siempre he dicho que no me gusta ponerme límites, ni techo ni nada”, dice el atleta. “El año pasado en Mónaco se dieron todas las condiciones para que corriese en ese 1m 42,04s y este año si pasa lo mismo estoy seguro de que sí lo conseguiré rebajar. Y para estar otra vez en la pelea por todo en el Mundial de Tokio creo que necesitaré hacerlo”. Y no será Dreissigacker quien le lleve la contraria. “Es difícil decir cuáles son sus límites. En las carreras de la Diamond League a veces pasan cosas increíbles”, dice el entrenador. “El año pasado corrió en 1m 42,04s, así que no creo que 1.42 sea una barrera, estamos preparados para más, pero ya veremos qué pasa. En cuanto a los objetivos, yo no hablaría solo de una medalla. Quiero decir que intentamos correr por debajo de 1.42 este año y, si eso es suficiente para una medalla, perfecto. Hay tantos atletas de 800 corriendo en 1.42 en este momento que no es fácil decirlo”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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