La atleta Semenya logra una victoria parcial en su lucha judicial para poder competir con mujeres pese a sus niveles de testosterona
El Tribunal de Derechos Humanos avala a la deportista que fue obligada a hormonarse para correr, pero rechaza que se violara su derecho a la vida privada y que fuera discriminada


Victoria parcial para la atleta sudafricana Caster Semenya, convertida en el símbolo de la lucha de las atletas con exceso de testosterona por competir sin tener que someterse a tratamientos o “tests de feminidad”. La Gran Cámara del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDH) ha decretado este jueves que Suiza violó su derecho a un juicio justo en su demanda contra las normas impuestas por su hiperandrogenismo. A la par, sin embargo, ha declarado inadmisible su alegato de que, durante el largo proceso que ha tenido a la deportista sudafricana sin participar en competiciones internacionales desde 2018, se violó su derecho a la vida privada y a no sufrir discriminación.
Aun así, la decisión del tribunal de Estrasburgo, que es final, abre potencialmente la vía a que el caso regrese a los tribunales suizos. Según los jueces del TEDH, queda claro que el Tribunal Federal Suizo, que tiene la última palabra en la regulación impuesta por la federación internacional de atletismo World Athletics en 2018, no realizó un “examen particularmente riguroso” del caso, tal como exigía una demanda de tanto calado y que involucraba los derechos civiles de uno o más atletas.
En declaraciones a su salida del tribunal, Semenya se mostraba satisfecha con el fallo: “Ha sido un resultado positivo. Se trata de un aviso a los dirigentes de que la prioridad es la protección de los deportistas”, dijo a los periodistas, según informa Efe.
La doble campeona olímpica de 800m no compite desde 2018 por negarse a reducir su nivel de testosterona. La sudafricana se ha visto obligada a elegir entre “salvaguardar su integridad personal y su dignidad, quedando excluida de la competición”, o “someterse a un tratamiento perjudicial, innecesario y supuestamente correctivo”, había argumentado durante la audiencia del caso, el año pasado, su abogada, Schona Jolly. La propia Semenya había declarado en esos momentos que la decisión de los jueces de Estrasburgo sería clave no solo para su caso, sino para todas las mujeres jóvenes que no quieren verse “deshumanizadas ni discriminadas”. La respuesta del tribunal de este jueves no le permite cantar victoria del todo, aunque tampoco cierra la puerta a una batalla que no tiene visos de concluir.
Desde 2018, World Athletics impone a los atletas afectados por hiperandrogenismo o DSD (intersexuales, con diferencia de desarrollo sexual, porque su organismo produce más testosterona de la considerada por la ciencia como normal para el género femenino) rebajar con estrógenos su nivel de testosterona si quieren participar en pruebas internacionales entre los 400 y los 1.500m. La normativa, que fue creada ad hoc contra Semenya, fue validada un año más tarde por el tribunal de arbitraje privado, el TAS, con sede en Suiza y financiado por el Comité Olímpico Internacional (COI), y avalada finalmente por el Tribunal Federal Supremo suizo un año más tarde en aras de la “equidad de las competiciones”. Semenya logró una primera victoria en Estrasburgo cuando el TEDH, en 2023, decretó que la triple campeona mundial sufrió discriminación por parte de la federación, así como un atentado a su vida privada, y concluyó que Semenya “no ha gozado de suficientes garantías institucionales y procesales en Suiza para permitirle que sus demandas fueran examinadas de forma efectiva”.

La sentencia fue recurrida por Suiza, lo que ha llevado el caso ahora a la Gran Cámara del TEDH, la máxima instancia del tribunal europeo de derechos humanos, cuya decisión es final.
Con todo, el razonamiento de los jueces, extremadamente técnico, no ha sido unánime: cuatro de los 17 magistrados que componen el máximo organismo del TEDH han dejado claro en opiniones disidentes que no están de acuerdo con la decisión de la mayoría de sus colegas de desestimar, por una cuestión de jurisdicción, los argumentos de discriminación esgrimidos por la defensa de Semenya.
“La mayoría [de los jueces] reconoce que Suiza y el tribunal tienen jurisdicción respecto al artículo 6 del Convenio [derecho a un juicio equitativo], pero han decidido que no era el caso para los artículos 8 [derecho a la vida privada y familiar] y 14 [prohibición de discriminación] bajo el argumento de que la demandante es una ciudadana sudafricana y la federación deportiva en cuestión (WA) tiene sede en Mónaco. No podemos suscribir este enfoque contradictorio”, señalan los magistrados disidentes. En su largo escrito, consideran que si se ha decidido que las regulaciones internacionales de los atletas sean dirimidas, en último término, por el tribunal suizo, “la demandante debería haber podido esperar que los derechos y valores fundamentales de la civilización europea (integridad del cuerpo, igualdad y dignidad humana) sean protegidos en procedimientos ante el tribunal federal suizo (…) El Tribunal debería ser capaz de proteger los derechos fundamentales de las personas obligadas a aceptar la jurisdicción del TAS”, subrayan, a la par que recuerdan que Semenya “fue forzada a someterse a un tratamiento innecesario contra su voluntad”.
Una de las magistradas, la checa Katerina Simackova, va incluso más allá y, en otro escrito aparte, afirma que “la demandante estaba en desventaja ante la federación internacional de atletismo no solo como atleta profesional, sino porque es una mujer, es negra y viene del Sur Global”.
Durante la audiencia, Caster portaba, como mostró posteriormente en una foto en X, el libro de ensayos El silencio no te protegerá, de la autora afroamericana, lesbiana y activista por los derechos civiles Audre Lorde.
— Caster Semenya (@MightyCaster) July 10, 2025
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