El prodigio del ajedrez Faustino Oro, de 11 años, asombra también comentando la segunda semifinal en León
El vietnamita Le elimina en el desempate relámpago a Jaime Santos, el héroe local, y disputará la final este domingo con Anand


Lo mejor de la tarde del sábado en el Auditorio de León no fueron esta vez las partidas, mucho más técnicas y aburridas que las del viernes, sino el comentarista invitado, Faustino Oro, de 11 años. El niño argentino, residente en Badalona, narró la apretada victoria del vietnamita Quang Liem Le sobre el leonés Jaime Santos. El asiático disputará este domingo (16.30) la final del Magistral Ciudad de León con el pentacampeón del mundo, y diez veces campeón del torneo, Viswanathan Anand (India).
Los comentarios de Oro salvaron la tarde para la gran mayoría de los aficionados -tanto los presentes como quienes siguen el torneo en directo por internet- porque las partidas fueron interesantes sólo para ajedrecistas de muy alto nivel técnico. “Le encanta comentar. Tanto, que, al recibir la propuesta de los organizadores para ser comentarista, hoy ha renunciado a jugar el torneo por internet Bullet Brawl [modalidad bala, un minuto por jugador para toda la partida] que suele disputar los sábados”, explicó su padre, Alejandro, a EL PAÍS.
Ciertamente, el desparpajo extremo de Fausti en la posición de comentarista, junto al gran maestro Pepe Cuenca y el maestro internacional Sergio Estremera, fue la gran atracción del sábado en el Auditorio de León. Con cierta experiencia en su canal de YouTube, como si estuviera en el salón de su casa con la familia, y sin importarle lo más mínimo el número de escuchantes presentes o cibernéticos, el prodigio argentino empezó como un invitado especial pero pronto se hizo con el mando de la retransmisión: él manejaba el ratón para analizar las posiciones en las pantallas grandes, sacaba temas de conversación cuando las posiciones eran aburridas -lo que ocurrió con mucha frecuencia- y hacía evaluaciones y pronósticos siempre certeros. Y con una enorme seguridad en sí mismo: “Ambos están jugando muy bien, con técnica precisa”, dijo en varias ocasiones sobre el desempeño de Jaime Santos y Le, quienes están muy por encima del niño argentino en la lista mundial. Todo indica que, tras ser el maestro internacional más joven de la historia a los 10 años y haber ganado dos veces en la modalidad bala a Magnus Carlsen (y a muchos otros rivales de primera fila), Oro cree que está a la altura de cualquiera.
El primer asalto de la segunda semifinal sirvió para comprobar la solidez del conocimiento técnico y estratégico de Santos, vencedor de la edición de 2023 -derrotó en la final al israelí Borís Guélfand- y subcampeón en 2024 (cayó ante Anand). Con un juego preciso -más del 95%, según los monstruos inhumanos-, profundo y afinado, que bien podrían haber firmado los excampeones del mundo Anatoli Kárpov o Magnus Carlsen, el leonés llegó a un final favorable de caballo contra alfil. Pero una pequeña inexactitud al intentar transformar su ventaja permitió que Le encontrase la manera de asegurar el empate.
El segundo también fue un choque de jugadores muy sólidos, interesante desde el punto de vista técnico para ajedrecistas de alto nivel, pero tan atractivo como ver crecer la hierba para el aficionado medio. Le, excampeón del mundo sub 14 y miembro de la élite desde que es adulto (ahora tiene 34 años) no logró sacar ventaja alguna con las piezas blancas, e incluso quedó un poco peor, y tuvo que ser preciso de nuevo para asegurarse las tablas. Y la tercera partida fue aún más aburrida porque el español no logró ventaja alguna con la iniciativa de las blancas. Y la cuarta fue otra aburrida exhibición de técnica muy depurada.
El entrenador de Santos, Marcelino Sión, confiaba en que su pupilo mantuviese el tipo ante un rival durísimo en las dos partidas relámpago para desempatar (5 minutos por bando más 3 segundos de incremento automático tras cada jugada): “Su preparación física ha sido buena en los últimos meses, y le veo bien”. Pero en el siguiente asalto ocurrió lo inesperado: un grave error táctico del leonés en el movimiento 22 dejó al vietnamita con ventaja decisiva. Santos tuvo todavía una oportunidad porque, en la vorágine de lances a toda velocidad y golpes al reloj, Le erró en el 42, y la posición era ahora de tablas. Pero el español perdió por tiempo. Obligado a ganar con negras la segunda partida frente a una verdadera roca, Santos volvió a tener su momento de lograr clara ventaja, pero no la vio. Entonces intentó forzar, tirando la casa por la ventana, y perdió.
El mayor aplauso de la tarde se lo llevó el niño Faustino cuando, tras cuatro horas y media hablando sin parar, se levantó por fin de la posición de comentarista. Se espera que repita el domingo.
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