La evacuación de Rafa Guijosa de uno de los barrios más amenazados de Teherán: 30 horas de autobús y una avería en el trayecto

Rafa Guijosa llevaba varios días encerrado en un hotel de una de las zonas de Teherán más amenazadas por las bombas de Israel, el distrito tres. A principios de semana, el Gobierno de Benjamín Netanyahu había ordenado la evacuación urgente de ese barrio por los ataques que estaba realizando. Por suerte, este viernes por la mañana, el exjugador de balonmano y actual seleccionador de Irán apretaba fuerte la tarjeta de embarque que le lleva de vuelta a España. Después de más de un día metido en un autobús, pudo cruzar la frontera con Armenia y salir del avispero.

“Han sido más de 30 horas de viaje. Éramos cuarenta y tantas personas repartidas en tres autocares por si alguno tenía un problema y había que reubicarnos. De hecho, así fue. Uno sufrió una avería y seis fuimos a un autobús y los otros seis, al otro. Pero bueno, todo transcurrió muy bien. No había casi tráfico”, relata a través de mensajes de voz desde el aeropuerto de Ereván, la capital armenia, a punto de subirse al avión del ejército español y agradecido a la embajada en Irán.

Guijosa, de 56 años, había lanzado el lunes un angustioso SOS a todos sus amigos del balonmano para dar a conocer su situación y que los trámites de evacuación se agilizaran lo máximo posible. “Han caído bombas cerca”, contaba a través del correo electrónico, la única forma de comunicarse con él. Lo peor, sin embargo, llegó este miércoles. “Ese fue el día más difícil en Teherán. Había explosiones continuamente. En mi hotel se veía algún cristal roto”, cuenta este madrileño, nombrado el mejor jugador del mundo en 1999 y que había fichado como seleccionador del país el pasado septiembre tras haber ocupado el cargo ya entre 2012 y 2014.

La organización del viaje de evacuación

“La situación no daba tregua. Estábamos horas y horas en silencio y, de repente, empezaban las explosiones. No sabías cuándo ni dónde. La ciudad estaba desierta y era muy difícil encontrar un coche o taxi para acercarme a la embajada. Esos momentos sí fueron un poco complicados que hubo que gestionar. Pero el personal del hotel y la federación iraní me tuvieron muy bien cuidado. Y esa tarde [del miércoles], recibí tres o cuatro llamadas directas de la embajada, porque no había internet, en las que nos daban tranquilidad y nos explicaban todo lo que debíamos hacer. Me confirmaron que salíamos a la mañana siguiente, a las 5 o 6 teníamos que estar en la embajada”, detalla. “Yo sí era consciente de que estábamos en el distrito tres. Al principio, no le quise dar importancia porque me parecía alarmismo. Habíamos oído temas de evacuación [tras el aviso de Israel], pero a mi hotel llegaba gente, porque debe estar preparado para cualquier tipo de emergencia de ataques”, explica Rafa Guijosa.

Irán linda al norte con Armenia, Azerbaiyán, el mar Caspio y Turkemenistán; al este con Afganistán y Pakistán; al sur con el golfo Pérsico; y al oeste con Irak y Turquía. A inicios de semana, el técnico veía muy peliagudas cualquiera de las vías y medios de transporte. “Por carretera es peligroso”, decía entonces. Y tampoco, añadía, había vuelos y la opción marítima se antojaba demasiado delicada. Al final, las autoridades optaron por el autobús y hacia Armenia.

Pícnic y otro autocar tras cruzar la frontera

“Llegamos tarde, pero llegamos a la frontera. Allí todo muy bien. El personal de la embajada estuvo en todo momento con nosotros, gestionándolo. Hubo gente que vino solo para sacarnos del país y luego se volvieron a Teherán”, valora el exbalonmanista. “El trámite en la frontera es un poco más tenso, pero nadie tuvo ningún problema. De ahí cruzamos caminando por un río, llegamos al control de pasaportes de Armenia y tampoco ningún problema. Allí nos esperaba una diplomática española de Armenia, que nos tenía preparados un pícnic y un autobús. El viaje al aeropuerto ha durado toda la noche. Y aquí todo muy fácil”, añadía Guijosa a mediodía del viernes, nada más completar el chek-in y a la espera de montarse en el avión de regreso a España.

El madrileño, que ha ido pasando temporadas en Irán desde su nombramiento, se encontraba en una concentración con el combinado nacional a ocho horas en coche de Teherán cuando se iniciaron los bombardeos israelíes. La federación lo llevó a la capital y le buscó un hotel en el distrito tres, donde pasó los últimos días hasta la evacuación. Una crónica de la agencia Efe de hace dos días desde esta zona de la ciudad hablaba de calles desiertas, fuerte presencia policial y gatos escarbando en la basura sin recoger.

Este viernes, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, informó que, en paralelo a esta evacuación, se realizó otra en Israel, de todos los españoles que quisieron salir del país.