Así pasó página Stian Angermund en Zegama tras su sanción por dopaje
El campeón del mundo noruego, el positivo más ilustre del trail, asume parte de su culpa y se muestra agradecido con aficionados y compañeros: “Nunca olvidaré cómo me trataron”


Stian Angermund tiene todos los síntomas de un ataque de ansiedad en la salida de la Zegama-Aizkorri, la maratón de montaña más importante del mundo, una carrera que ya ha ganado. ¿Cómo responderán las masas que glorifican las subidas más icónicas al corredor de trail más ilustre que ha sido suspendido por dopaje en el día de su regreso? Teme coronar Aizkorri entre abucheos, que ya no haya sitio para él. “Según pasó la carrera me fui sintiendo cada vez menos asustado y más bienvenido”. Cuando llegó a meta, vacío, echó un trago de agua y vio a una cara amiga: “¿Cómo ha ido?” Se venció en su hombro, empezó a llorar y perdió la noción del tiempo. “Quizás sea la carrera que más recordaré en toda mi vida. Cruzar la meta fue como dejar atrás año y medio. Empieza una nueva página”.
Alguien que hacía biatlón como adolescente, deporte nacional en Noruega, que descubrió el trail cuando se mudó a Bergen. “Tenemos la cultura de carreras en subida y me encantó”. Se convirtió en 2017 en uno de los 11 nombres del palmarés masculino de Zegama no llamados Kilian Jornet, ganador de las otras 11 ediciones. “Hay que estar ahí para entender lo loco que es, es difícil explicar el sentimiento de correr entre los favoritos sobre las zonas plagadas de gente. Fue un día alucinante. No por ganar, sino por experimentar esa atmósfera”. Llegó después de su explosión como doble campeón del mundo de skyrunning en 2016 en el pirineo ilerdense, tanto en kilómetro vertical como en la distancia maratón. Su palmarés incluye victorias en la general de las Golden Trail Series en 2018 y 2021, así como los mundiales de 2022 y 2023.
Su positivo fue en la OCC, una carrera de 54 kilómetros dentro del fin de semana del Ultra Trail del Mont Blanc que ganó el 31 de agosto de 2023. El email que cambiaría su vida llegó 51 días después. “Fue un shock, nunca pensé que pudiera pasar. No tomo medicinas ni suplementos, no hago trampas, son unos valores muy fuertes para mí”. Su orina tenía clortalidona, un diurético sintético que no puede producir de forma natural el organismo. Y empezó su lucha: “No te queda otra, no puedes huir de ello. Ha sido el reto más duro de mi vida”. Asume que el sistema antidopaje ponga la carga de la prueba en el atleta, responsable de explicar el origen de la sustancia una vez detectada. “Lo entiendo porque quieres pillar al tramposo, pero hay una gran probabilidad de cazar a un inocente y eso no está bien”. La buscó en su nutrición, en el hotel o en los avituallamientos, sin suerte. Un caso complejo en el que llegó a analizar el pelo de su pecho —el de su cabeza no es suficientemente largo— para cuestionar la orina, aunque un informe médico posterior descartó la validez de este método.
“Un atleta no tiene todo el tiempo del mundo, pero el sistema sí. El proceso es muy lento, tardas semanas en recibir respuestas a los emails. No soy el único atleta limpio que ha sido sancionado”. Asegura que algunos han valorado el suicidio y se compromete a defender situaciones similares cuando se retire. Por los 51 días entre la muestra y la comunicación. “Ya es difícil recordar lo que comiste la semana pasada”. Su abogado cuestionó la cadena de custodia en un proceso que terminó con un acuerdo en enero con la Agencia Francesa de Lucha contra el Dopaje que limitaba la sanción de dos años a 16 meses al no encontrar evidencia de que la sustancia mejorase el rendimiento. “Me suspendieron porque no fui capaz de encontrar el origen la sustancia, no porque me haya dopado”. Y explica por qué aceptó ese desenlace. “Era el mejor de todos los horribles escenarios. Estaba muy tocado anímicamente. Seguir adelante costaba mucho dinero y no lo tengo”.

Se ha dejado más de 50.000 euros en el camino y perdió los 16 meses de sueldo con Asics, su sponsor, que quedaron congelados tras su positivo. Ahora vive de los ingresos de su novia. Tuvo que esperar hasta finales abril para saber si la Agencia Mundial Antidopaje impugnaba el acuerdo. “Me sentía atrapado, como si estuviera en la cárcel. Creo que hubiera tenido un trato mejor si hubiera cometido un delito en Noruega”. De cara a su vuelta, le recomendaron que empezara por carreras pequeñas para probar cómo sería recibido, pero decidió volver en una de las carreras con más exposición del mundo. Escribió a Zegama y le dieron la bienvenida.
“Tengo que admitir que estaba muy nervioso”. Llegó con un amigo y durmió en su caravana. Antes de exponerse el domingo a la maratón, fue como espectador para apoyarle en el kilómetro vertical del viernes, un buen ensayo. “Encontré mucha gente estupenda que me animaba”. Aceptó la invitación a la presentación de los atletas élite, un acto habitual de las Golden Trail World Series en la víspera de una carrera, un patio de escuela lleno de gente que le desbordó. A la salida, salieron las primeras lágrimas. Llegó el domingo, su amigo empezó su circuito para avituallarle: tras su experiencia, no se atrevió a coger nada en los puestos de la organización. “No fue suficiente agua, tenía muchísima sed”. Siguió su rutina habitual: el dorsal, algún selfie y saludos con compañeros. Hasta el pistoletazo.
“Estaba superasustado”. Músculos agarrotados —también el estómago— y una visión borrosa que no se aclaró hasta el final de la primera subida. “Fue brutal. Después de eso ya no me quedaba energía. Fue tan duro dar cada paso durante todo el día… En realidad, estoy muy feliz de mi actuación, según tenía el cuerpo”. Fue noveno con 3h59m46s, casi cuarto de hora más que su victoria en 2017: 3h45m08s, entonces récord de a prueba. “Es mi peor tiempo en Zegama, pero lo recordaré mucho más que cuando gané. No olvidaré nunca cómo me trataron”. Esto le clasifica con la selección noruega para los Mundiales de Canfranc, en septiembre. Antes, querría correr Sierre-Zinal, en agosto. “Si me dan dorsal”. Porque a él, uno de los primeros profesionales que pudo vivir realmente del trail, ahora le cuesta dinero correr. De ser adorado a no tener ningún sponsor. El tiempo dirá si hay futuro en la nueva página.
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