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Sara Alonso desborda la Zegama-Aizkorri, la maratón de montaña más cotizada del mundo

La donostiarra, la primera española en ganar desde 2017 en la prueba de trail fetiche, comparte fiesta vasca con Malen Osa, tercera, en el día que coronó a Elhousine Elazzaoui

Sara Alonso durante la carrera de trail Zegama-Aizkorri.
Luis Javier González

El día que Sara Alonso llegara a la meta de Zegama con la cinta de ganadora esperándola no iba a dejarla caer sin más. Una personalidad desbordante exigía un final desbordante. Así que simula la salida de un atleta de pista, sus orígenes, y se juega los isquios con un sprint a muerte tras dejar en el retrovisor 42 kilómetros con 2.736 metros de desnivel positivo. Así se apodera de la cinta, salta como una descosida y corre con ella, apoderándose de un sueño. El de la donostiarra que reina en su tierra, la primera española que gana la maratón de montaña más cotizada del mundo desde 2017, con Malen Osa y su orgullo de Oñati, al otro lado de la montaña, tercera. La 24ª edición en la Zegama-Aizkorri también dio un merecido sitio en la historia del trail a Elhousine Elazzaoui. El ganador de la General de las Golden Trail World Series del año pasado aprovechó el trono vacante de Kilian Jornet para sumar a su palmarés la joya de la corona tras dos segundos puestos consecutivos.

Alonso vio al fin correspondido su amor por Zegama, la carrera que la disparó a la primera línea mundial del trail con su tercer puesto en 2022 y que no pudo correr en los dos siguientes años. El primero, por una fractura por estrés; el anterior, por una neumonía en la víspera que la tuvo diez días ingresada. Hizo una carrera contrarreloj desde salida en un recorrido que conoce al milímetro. “He salido a por ello. Ser primera es una putada, te tiras toda la carrera pensando ‘me van a adelantar’. Pero he ido clavando los parciales de 2022 y no venía nadie; pues perfecto”. Detrás tenía a Judith Wyder, quizás la corredora más regular de último lustro, un prodigio de veteranía y capacidad de sufrimiento. Nunca la había ganado, pero su plan de ataque fue alejándola hasta los cinco minutos. La prueba del nivel de su adversaria es que recortó a la mitad la distancia en la bajada final. “Todo el rato diciéndome, ya lo tienes, hasta que no cruce la meta no me lo creo. Me van a adelantar. Cuando he pisado el asfalto, lo tengo, ahora ya no”. Alonso ganó con 4h27m25s; la suiza llegó a 2m22.

Entonces llegó Osa, a 3m53s, y la ovación no desmereció un ápice a la de Alonso. Bajó un escalón del segundo puesto de la edición del año, pero puede decir que a sus 22 años ha acabado en el podio en las dos maratones que ha corrido. Ahí es nada. “Lo más duro que he hecho en mi vida. Meterme tercera con Judith y Sara y bajar cuatro minutos el tiempo del año pasado… estoy pletórica”. Tras completar “silbando” el primer cuarto de carrera, tocó superar los calambres. “Me he sentido muy fuerte subiendo. Es una pena, me gustaría saber qué hubiera pasado sin estar acalambrada”. Y sonrió en casa, con sus amigas coreándola. “Ha sido una puta locura. El año pasado me sorprendió, pero es que vuelves y todavía lo disfrutas más. Es una suerte tener la mejor carrera del mundo en casa”. Rosa Lara fue cuarta a 4m35, una de las siete españolas en el top 10.

Malen Osa durante la carrera de trail Zegama-Aizkorri.

El fervor de Zegama no tiene fin. La prueba es que esas escenas propias del Tour de Francia que visten de gala a un deporte minoritario en las subidas fetiches, las que unen la ermita de Sancti Spiritu con el Aizkorri, el techo de una carrera con 42 kilómetros y 2.736 metros de desnivel positivo, se han exportado por todo el recorrido. Lo cuentan los voluntarios del avituallamiento de Ultzama. “Aquí antes de la pandemia había cuatro gatos”. Ahora la subida del kilómetro ocho, al lado de Otzaurte, necesita cinta para señalizar. Los vascos salen a la calle para honrar su cultura, su pasión por el monte, aunque caigan chuzos de punta. Pero si encima sale un día soleado casi soñado, esas praderas despejadas lucen como nunca con cientos de corredores volando mientras el ganado pasta indiferente.

A Ultzama llegó en cabeza Andreu Blanes, el ganador de Sierre-Zinal en 2022, la catedral, la carrera hecha para los kenianos. Tras dejar atrás el cross y la pista, en el año en el que se ha dedicado a tiempo completo al trail, llegó con un plan y lo aplicó desde el principio. “He soñado las dos primeras horas, luego he sufrido. No tenía la sensación de ir tan fuerte, pero había calambres. Yo pensaba que la segunda parte era mi punto fuerte, pero he llegado muy justo”. Perdió el liderato antes de llegar al Aizkorri, cazado por Elazzaoui y el italiano Daniel Pattis, que hizo ahí su apuesta, filtrándose en el cresterío, domesticado en seco. Gasto su bala, pero no abrió diferencias.

Elhousine Elazzaoui durante la carrera de trail Zegama-Aizkorri.

Los tres llegaron en un pañuelo a la base de Andraitz, pero el marroquí, en su cuarta participación, decidió que ahí se acababa el fogueo y rompió la baraja. Toda una demostración de confianza para alguien acostumbrado a noquear a los rivales en la última bajada. Impuso una ventaja sideral, casi la misma que le endosó a él Kilian el año pasado. Y navegó esa bajada final, en seco, dos años después de que Manuel Merillas, decimonoveno este año, le dejara atrás en un auténtico barrizal y le ganase por 26 segundos. Llegó triunfal tras 3h43m28s, haciendo el gesto del corazón y la media vuelta de Kilian, para eso es su delfín. Por detrás, quedaba la épica de Blanes, que llegó con la cara ensangrentada tras darse un porrazo que también tocó las costillas. “En la última bajada me he dejado la vida. No sé ni como me he levantado”. Celebró eufórico su segundo puesto a 7m25s, incluso más que Alonso. Pattis fue tercero a 8m12s. Pero todo fue un mero preludio para la fiesta de dos chicas vascas que pusieron el mundo a sus pies.

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Sobre la firma

Luis Javier González
Escribo en EL PAÍS desde 2013. Colaborador especializado en rugby y trail. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de la Escuela UAM / EL PAÍS.
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