El Madrid se saca lustre

Defendiendo con hambre y jugando de memoria. El Madrid inició en Kaunas un camino de siste meses de kilometraje y con meta en la final four de Milán y lo hizo abrillantando el parquet y sacando lustre a su condición de favorito.

El vértigo de Llull —17 puntos—, la hiperactividad de Rudy —11 puntos, seis rebotes y nueve asistencias— y la clase de Mirotic —18 puntos, cinco rebotes y cinco faltas recibidas— le bastaron al Madrid para superar con solvencia a un Zalgiris trastabillado por la precipitación desde el salto inicial.

Hasta nueve pérdidas de balón en los primeros 10 minutos —18 al descanso en metódica progresión aritmética, 27 al final— acumuló el conjunto de Zouros, que recurrió sin éxito a la veteranía de Jasikevicius para encontrar la brújula. Antes de que los verdes encontaran el paso y el rumbo, Sergio Rodríguez se hizo con el libro de instrucciones del partido. Nueve minutos en pista le bastaron al Chacho para volver a lucir inventiva y determinación. Siete puntos, una asistencia, dos faltas recibidas y cuatro robos de balón en ese tramo pusieron en órbita a los blancos (19-34, m. 19).

Solo el dominio del rebote sostuvo al Zalgiris en el partido. Jankunas, Javtokas y Lipkevicius se entregaron a rescatar segundas opciones para los suyos, negados en el tiro con un 9 de 25 en tiros de campo en los primeros 20 minutos. Pero el paso de los minutos acabó por desnudar la falta de plan y la inferioridad de los locales ante el subcampeón de Europa.

Cinco puntos consecutivos del Zalgiris a la vuelta de los vestuarios firmaron el espejismo de un partido equilibrado (29-35, m. 21). Sin embargo, bajo presión y cuando la ardorosa hinchada lituana calentaba la garganta, el Madrid apretó los dientes en defensa y abrillantó su rodillo en ataque. Los de Laso se subieron a la moto de Llull y con las asistencias de Rudy y los puntos de Mirotic zarandearon a su rival con un parcial de 5-19 en cuatro minutos estelares (24-34, m. 25). Una tormenta de baloncesto, cargada de vértigo y automatismos, que hablan de un equipo que trabaja desde la convicción y la memoria. 17 robos de balón y 20 asistencias, voracidad y espíritu colectivo.

Los 29 puntos de los blancos en el tercer acto dejaron aturdido al Zalgiris. Redondeó la faena Mirotic que, si el curso pasado en su visita a Kaunas firmó 31 puntos, 11 rebotes, dos asistencias y nueves faltas recibidas para un 37 de valoración, en esta ocasión volvió a ser el máximo anotador con 18. Sin noticias de Dentmon, solo los triples de Jasikevicius y el abnegado trabajo de Jankunas fueron capaces de adecentar el marcador. Ni rastro del equipo competitivo que armó Joan Plaza la temporada pasada y que solo cedió por un punto de diferencia ante los blancos en sus dos enfrentamientos en el top16. El Zalgiris fue otro; el Madrid más y mejor de lo mismo.