El primer jugador que intentó quitarle el balón a Maradona
Muere Juan Domingo Cabrera, rival del jugador argentino el día de su debut
Diego Maradona lo mencionó una y mil veces al recordar su debut, hace casi 31 años, en el fútbol profesional. Se llamaba Juan Domingo Cabrera, el primero que intentó quitarle el balón y no pudo. Falleció el lunes. Aquel hecho se convirtió en imprescindible en la historia de Pelusa y, para los pocos testigos que lo presenció, en el anuncio de que había aparecido en el fútbol una estrella como pocas, o ninguna.
Cabrera está en todas las biografías de Maradona que se han escrito en el mundo como el testigo directo y víctima de una genialidad con la que éste presentó sus cartas credenciales en un partido oficial de la Primera División argentina, el 20 de octubre de 1976, diez días antes de cumplir los 16 años.
Ocurrió un miércoles en el modesto estadio con tribunas de madera del club Argentinos Juniors, donde unos 7.700 aficionados pagaron la entrada para ver el partido del campeonato Nacional entre el equipo denominado "bicho colorado" y Talleres de Córdoba. Pocos imaginaron que serían testigos de un hecho histórico y muchos más aseguraron haber estado allí esa tarde de calor agobiante. Los parientes de Diego, sus amigos e incondicionales hinchas del equipo de La Paternal estaban enterados de que, al menos, jugaría unos minutos, porque el técnico Juan Carlos Montes lo había convocado como suplente.
Maradona soñaba con ser campeón y jugar un Mundial, como lo dijo en una entrevista de canal 7 (en blanco y negro) cuando asombraba en los torneos infantiles en los que participaba con el equipo de "Los Cebollitas", que dirigía su descubridor, Francisco "Francis" Cornejo. Ganaba Talleres por 1-0 y estaba a punto de terminar el primer tiempo. "Montes, que estaba en la otra punta del banco, giró la cabeza hacia mí y me clavó la mirada como preguntándome ''¿Se anima?''. Yo mantuve la mirada y esa, creo, fue mi respuesta. Enseguida empecé con el calentamiento y en el arranque del segundo tiempo entré", comentó Maradona en su libro "Yo soy el Diego".
"Vaya Diego, juegue como usted sabe, y si puede tire un caño", le dijo el técnico en el momento en que sustituía al centrocampista Rubén Giacobetti. "Le hice caso: recibí la pelota de espaldas a mi marcador, que era Juan Domingo Cabrera, le amagué y le tiré la pelota entre las piernas; pasó ''limpita'' y enseguida escuché el ''Ooooole'' de la gente, como una bienvenida", recordó "el diez", que ese día tenía puesta la camiseta número 16. Ese caño fue el recurso que lo identificó para siempre. Argentinos Juniors perdió el partido, pero a muy pocos les importó ese detalle. El país entero comenzó a hablar del pibe de oro en los días siguientes, y nunca dejó de hacerlo.
"Pelusa" o "Pelusita" era el apodo de aquel diminuto malabarista que, hasta pocas semanas antes del debut soñado entretenía a los espectadores en el descanso de los partidos que disputaba el equipo profesional del club, haciendo piruetas con la pelota. "Pelusa", Diego, o el morochito de Villa Fiorito -donde comer todos los días era poco menos que una hazaña-, se convirtió rápidamente en Diego Armando Maradona, el astro del fútbol que asombró e impactó al mundo con sus genialidades en las canchas y sus desplantes al poder y que tuvo en vilo a millones de aficionados y admiradores con sus problemas con la droga.
Cabrera falleció a causa de una neumonía el lunes en Salta, en el extremo norte de Argentina, donde había nacido en 1953. Fue jugador de Talleres, San Lorenzo y Vélez Sarsfield en la Primera División argentina. Y en Francia jugó varias temporadas con el Burdeos. Le pidieron miles de veces que contara aquella anécdota suya con Maradona, y lo hizo siempre. Al fin y al cabo se sentía un privilegiado.
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