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La masacre en Gaza sacude el festival de cine de Venecia más repleto de estrellas que se recuerda

Un movimiento de directores y actores exige al certamen, que inaugura este miércoles su 82ª edición, una condena más clara contra Israel y que no acoja a Gal Gadot y Gerard Butler, dos de los muchas celebridades invitadas este año

Un trabajador instalaba ayer el logotipo del 82º Festival de Cine de Venecia en la víspera del inicio del certamen.
Tommaso Koch

En Venecia, a partir de este miércoles, se congregan algunos de los seres más afortunados, privilegiados y mimados del planeta. Incluso la palabra que los define subraya su distancia de la Tierra: estrellas. La 82ª edición del festival de cine más antiguo del mundo arranca con La gracia, de Paolo Sorrentino. Vendrán luego George Clooney, Cate Blanchett, Guillermo del Toro, Kathryn Bigelow, Emma Stone, Oscar Isaac, Sofia Coppola, Al Pacino, Jude Law o Julia Roberts, entre muchísimos otros. Uno de los mayores diluvios de astros que se recuerde, y eso que el certamen lleva desde los años treinta del siglo pasado acogiendo divos. Hasta el 6 de septiembre muchos focos mirarán hacia el Lido, la isla donde se desarrolla la Mostra. Y, por eso, cada vez más voces piden que el festival no se olvide de quienes ocupan el eslabón opuesto: los que se mueren de hambre.

Una ilustración difundida por el movimiento V4P (Venice for Palestine).

El movimiento V4P (Venecia por Palestina), impulsado por unos 1.500 nombres del cine italiano y alguno internacional ―como Marco Bellocchio, Matteo Garrone, Alice Rohrwacher, Ken Loach o Céline Sciamma―, envió el pasado viernes una carta al festival en la que le insta a criticar oficialmente el “genocidio” que perpetra Israel en Gaza. Con una segunda misiva, más reciente, pidió que se retirara la invitación a dos celebridades, Gal Gadot y Gerard Butler, por haberse posicionado públicamente a favor del Gobierno de Netanyahu. En lugar de los intérpretes, que participan en la película fuera de concurso In the Hand of Dante, de Julian Schnabel, el texto sugiere que debería desfilar una delegación “con la bandera palestina”. A lo que el certamen ha contestado que bienvenido sea siempre el debate, pero nunca la prohibición. En vez de acallarse, las protestas se han reforzado. Así que la Mostra ni ha empezado y ya tiene su primera gran polémica. Con buenas probabilidades de que se prolongue y atraviese toda la cita: por lo pronto, hay una manifestación propalestina convocada este sábado 30 en el propio Lido.

“La Bienal de Venecia [en la que se enmarca la Mostra] es una institución cultural, la más importante de Italia, un espacio abierto de diálogo. Asumir posiciones o hacer declaraciones políticas no es una labor que nos corresponde. Acogemos a todo el mundo, nunca hemos censurado a un artista ni lo haremos ahora“, afirma a EL PAÍS Alberto Barbera, director artístico del certamen. ”Nadie puede dudar de la actitud de la Bienal y la claridad de su posición hacia estos problemas trágicos, ni creer que no somos sensibles a lo que sucede", agrega. Cita los muchos filmes habitualmente presentes ―y más este año― de directores iraníes oprimidos por el régimen o de autores ucranios. Y, sobre todo, recuerda que la competición oficial acoge The Voice of Hind Rajab, de Kaouther Ben Hania, que relata el asesinato por parte de las tropas israelíes de una niña gazatí de cinco años, utilizando los audios originales de las llamadas de socorro de la pequeña a la Media Luna Roja. “El hecho de que lo hayamos elegido demuestra que no solo no tenemos ninguna reticencia, sino que, de alguna manera, somos conscientes y estamos del lado de las víctimas de esta guerra absurda”, reitera Barbera.

El propio V4P ha celebrado la presencia del filme en la carrera por el León de Oro, que se proyecta el mismo día que In the Hand of Dante. Sin embargo, no les parece suficiente. A lo largo de tantas décadas, el festival de Venecia se ha cruzado muchas veces con la historia: ha asistido a guerras, revoluciones, ediciones canceladas y hasta una pandemia. Para los denunciantes, la matanza en Gaza supone otro momento trascendental y exige algo más. Donatella Finocchiaro, miembro de V4P y protagonista de Elisa, de Leonardo di Costanzo, también en competición, declaró a La Repubblica: “En este contexto, artistas israelíes que sostienen y financian al Gobierno no pueden desfilar en Venecia y recibir aplausos. Es insoportable. […] Decir ‘Estamos abiertos al diálogo’ significa no posicionarse. Y ahora hay que hablar abiertamente”.

Gal Gadot

Lo hicieron los dos actores señalados. Butler participó en 2018 en una gala organizada por Friends of the Israel Defense Forces que logró recaudar 60 millones de dólares para las tropas; Gadot fue soldada del mismo ejército entre 2005 y 2006 y se convirtió más tarde en instructora de combate. También es señalada por haber condenado varias veces los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 y casi ignorado, en cambio, las matanzas que lleva a cabo su país. Su proyecto más reciente, Blancanieves, desató boicots y protestas en el mundo árabe, Gadot llegó a recibir amenazas de muerte y su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood fue vandalizada. En todo caso, ya se ha confirmado que la intérprete no acudirá al Lido: su presencia nunca estuvo prevista, quizás precisamente por el posible revuelo, insinúan medios italianos. Sobre su compañero de profesión no existen todavía certezas. Barbera contestó: “No lo sé”.

La situación en Palestina también resulta más que elocuente: 62.000 vidas perdidas desde octubre de 2023, casi la mitad mujeres y niños, en cifras del Ministerio de Sanidad de Gaza, dirigido por Hamás; un sistema sanitario al borde del colapso, según la Organización Mundial de la Salud; al menos 1.857 palestinos muertos desde mayo mientras intentaban obtener alimentos, en cálculos de la ONU. La Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, sistema internacional apoyado por las Naciones Unidas que calibra la situación alimentaria en el mundo, acaba de oficializar la hambruna en Ciudad de Gaza, algo que solo había declarado en otras tres ocasiones desde que empezó su registro, en 2004. En Palestina, pues, se muere por hambre, disparos, por las ayudas humanitarias bloqueadas en la frontera, o por pretender contar todo eso como periodista. Lo que ha llevado a las dos secciones paralelas del festival, Semana de la Crítica y Giornate degli Autori, también interpeladas por la carta de V4P, a expresarse de manera tajante. “Consideramos cada vez más intolerable la acción criminal contra el pueblo palestino con el objetivo de aniquilarlo totalmente”, reza el comunicado emitido por la primera.

Muere niña Gaza

De ahí que V4P pida más esfuerzos al certamen principal: que, durante la ceremonia de apertura, se dé cabida a artistas palestinos “para que ofrezcan un testimonio directo”; o que la Mostra se comprometa a “interrumpir la relación con cualquier organización que apoye al Gobierno israelí”. “No las tenemos”, dice Barbera. “No se puede pedir a una Bienal de arte que resuelva algo que ningún gobierno se ha mostrado capaz de solucionar”, añade.

Cabe prever, aun así, que la masacre en Gaza sobrevuele todo el festival. Afecta, al fin y al cabo, al mundo entero. En Venecia se hablará de películas y de una concentración de celebridades tan inaudita que la revista The Hollywood Reporter la ha definido como “francamente absurda”. Casi cada día pondrá a famosos del calibre de Adam Driver, Alicia Vikander, Jim Jarmush, Greta Gerwig, Jesse Plemons, Laura Dern, Idris Elba, Jason Momoa o Jacob Elordi en la pantalla y ante los micrófonos de las ruedas de prensa. A saber si hablarán de Gaza. Lo cierto es que resulta imposible no ver lo que está ocurriendo. Incluso desde las estrellas.

Un grupo de gazatíes desplazados hacen cola para recibir comida en Khan Yunis, en el sur de Gaza.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.
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